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1.3.9 El despertar de Europa

A partir del siglo XI Europa experimentó un crecimiento que se aceleró durante el siglo XIII. Como comenta Jaques Le Goff, el crecimiento se materializó en el auge de las construcciones, pero tiene su origen en la renovación de la agricultura. Más tierra cultivable, mejores herramientas y nuevas técnicas de riego y cultivo posibilitaron el crecimiento demográfico en Europa. La cristiandad se extendió por tierras que antes no poblaba. Los señores europeos emprendieron campañas contra otros pueblos: las cruzadas, primero contra los árabes, a partir de 1096, y luego contra los bizantinos, en 1204, y la reconquista de la península Ibérica, que tuvo sus éxitos más importantes durante el siglo XIII.

Poco a poco, Europa fue ocupando el vacío que estaba dejando Bizancio y se convirtió en la cultura más importante de las tres que se sitúan en torno al Mediterráneo. Venecia fue la ciudad que más se benefició de las nuevas condiciones del Mediterráneo y emergió como una gran potencia comercial. En toda Europa crecieron las ciudades, estimuladas por las nuevas actividades comerciales de los mercaderes. Florencia, Génova, París, Brujas, Gante y Londres recibieron migraciones del campo, las cuales formaron una nueva sociedad que fue minando la estructura feudo-vasallática.208 Entre las ciudades italianas y las del norte se crearon rutas comerciales que pasaban por Francia y, con ellas, se desarrolló una incipiente economía monetaria.

Las universidades surgieron en la Europa del siglo XII como nuevos centros de transmisión del conocimiento en las ciudades medievales. El arte románico de influencia bizantina que había dominado a Europa dio paso al gótico, que se desarrolló sobre todo en las ciudades. También en éstas surgieron nuevas órdenes religiosas, como franciscanos, agustinos y dominicos.

Toda la pujanza del mundo medieval occidental se detuvo durante el siglo XIV. Fue el siglo de la crisis. La falta de crecimiento agrícola, los problemas climáticos, el freno en los movimientos de conquista y la caída demográfica cimbraron el despertar económico del siglo anterior. A partir de 1348, la gran peste convirtió a la crisis en catástrofe. Pero en medio de esta crisis general de Europa se irá definiendo una nueva época a la que conocemos como la Época Moderna.

Así pues, Bizancio, el imperio árabe-islámico y Europa, las tres entidades que se formaron a partir del Imperio Romano Cristiano durante el siglo VIII, fueron distanciándose con el tiempo. Mientras Bizancio y el mundo musulmán vivieron un periodo de apogeo hasta el siglo XI, Europa estuvo postrada y sumida en el aislamiento. Por el contrario, a partir del siglo XI, y sobre todo durante los siglos XII y XIII, Europa resurgió mientras Bizancio y el mundo musulmán decayeron.

Las relaciones políticas y culturales entre las tres unidades mediterráneas nunca desaparecieron por completo, de tal modo que las experiencias conservadas en Bizancio y en el mundo musulmán pudieron ser reaprovechadas por Europa años más tarde. Después de superar la crisis del siglo XIV, Europa comenzó su gran expansión, trayendo a América una cultura que se había formando en el Mediterráneo, pero que era crisol de la historia de muchos otros pueblos anteriores.


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