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5.2 LA EXISTENCIA

La dama y el unicornio

La dama y el unicornio, parte de una serie de tapices encontrados en Flandes, 1484–1500.

En filosofía se suele distinguir entre modos o formas de existencia; no es lo mismo la existencia del número 2 o de la raíz cuadrada de 250, que la existencia de las bacterias en el agua, de los simios, los automóviles o las obras artísticas. Incluso podemos decir que la existencia se puede referir también a entidades que parecen no tener ninguna relación con nuestra vida cotidiana, como por ejemplo, los unicornios, los cíclopes, las sirenas o los centauros. Seguramente alguien podría objetar: “Los unicornios no existen, son únicamente fantasía”. Sin embargo, estamos señalando que la existencia de este tipo de cosas es distinta a la de las piedras, los árboles, los animales o las personas que experimentamos todos los días. ¿Podemos decir que cuando pensamos en un unicornio u otra cosa por el estilo no pensamos en nada? Nadie podría afirmar esto de manera contundente, pues cuando pienso en un unicornio pienso en algo.

Hay, pues, una forma de existencia que tiene que ver con el ámbito de lo mental (deseos, creencias e ideas) y con el de los fenómenos físicos.

Se puede distinguir entonces entre existencia “formal” o “lógica”, y existencia “material” o “física”. Existen números, relaciones lógicas, fórmulas geométricas pero también gatos, nubes, o planetas. Junto a ellos hay otras cosas: el dinero, el matrimonio, las universidades, los clubes deportivos, las asociaciones civiles, los partidos políticos, las leyes comerciales o civiles. Todos ellos también “existen”, pero de diferente manera.

La existencia se predica de entidades —cosas— reales o irreales (perros o dragones) a las que les atribuimos cualidades o características determinadas. Aquí los términos “real” e “irreal” deben considerarse en estricta relación con la diferencia que señalamos en torno a la existencia de números o de rocas (entre fenómenos psíquicos o mentales y los físicos).

¿El número 2 existe como la piedra? Evidentemente no: uno lo percibimos con nuestros sentidos (dureza, textura, peso o color), y otro con nuestra mente o intelecto, pues por más que busquemos el número 2 nunca lo vamos a encontrar entre las cosas que experimentamos con nuestros sentidos (podremos ver dos árboles o dos casas pero nunca el número 2). Sin embargo, sí sabemos que el número 2 tiene algunas propiedades, como que es resultado de la operación 1 + 1, o bien, que si lo multiplicamos por 3 el resultado es 6.

Entonces, podemos concluir que la existencia se refiere al hecho de que podamos enunciar ciertas propiedades o cualidades sobre alguna cosa, por ejemplo, decir de un libro que es voluminoso, pesado, que es interesante o aburrido, barato o caro.


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