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4.2.4 Las revoluciones científicas

Como ya señalamos, la concepción heredada de la ciencia fue impugnada radicalmente a partir de la década de 1960, un cuestionamiento en gran medida influido por el libro de Thomas Kuhn: La estructura de las revoluciones científicas.

La importancia de esta obra se debe a que en ella se demostró que las teorías científicas, los métodos de investigación y de verificación, los criterios para evaluar y distinguir entre una teoría científica y otras no científicas, y aun los criterios para aceptar la fiabilidad de las teorías, no eran los mismos en diferentes épocas del desarrollo de las ciencias, sino que se transformaban mediante un proceso de cambio y ruptura entre distintos paradigmas científicos, que Kuhn denominó “revoluciones científicas”.

También se debe a la obra de Kuhn la idea de que tanto los factores internos (epistémicos) como los externos (sociológicos e históricos) al desarrollo de la ciencia intervienen para que una comunidad de científicos acepte una teoría como científicamente fundada.

Kuhn demostró que la idea de que la ciencia progresa simplemente acumulando conocimientos, no corresponde con la historia real. Los científicos no siempre se ponen de acuerdo mediante criterios objetivos, meramente lógicos y plenamente racionales; las controversias científicas no sólo son frecuentes, sino que han provocado verdaderas revoluciones cuando surgen nuevos paradigmas de explicación, que no son compatibles con los que la comunidad científica aceptaba con anterioridad.

¿Qué determina entonces que la comunidad de científicos acepte una nueva teoría y la legitime como científica? En este proceso de justificación no sólo intervienen razones lógicas y objetivas; también negociaciones, relaciones de poder y métodos de persuasión para convencer a una comunidad, sobre todo cuando una teoría científica contradice no sólo los paradigmas normales de la ciencia, sino además al sentido común o a las costumbres y convenciones sociales. El caso paradigmático es la teoría heliocéntrica de Copérnico, que contradecía el sentido común de su época.

Kuhn aportó una nueva concepción para el análisis del comportamiento de las comunidades científicas: el concepto de paradigma científico. Un paradigma es una tradición que aglutina a una comunidad de científicos, identificados con: a) un conjunto de prácticas, valores, supuestos teóricos y creencias, problemas, observaciones y hechos científicos, y lenguaje teórico compartido, y b) soluciones concretas a problemas enmarcados por las teorías, que son aceptadas como válidas por la comunidad.

Una determinada comunidad científica existe a partir de un paradigma. Los individuos que se identifican con un determinado paradigma pueden no compartir muchas otras cosas: nacionalidad, lengua, ideología política, costumbres y hábitos, pero en cuanto a su actividad, las ideas y prácticas científicas comunes conforman una comunidad reconocida.

Kuhn también distingue entre ciencia normal y ciencia revolucionaria. La primera es la que se realiza en torno a los paradigmas constituidos y consolidados por las instituciones científicas. Así, un paradigma tiene una función epistémica muy relevante: fija los problemas y las vías de solución adecuadas; es decir, orienta las investigaciones y conforma modelos de resolución de los problemas.

Durante los periodos de ciencia normal, dominados por los paradigmas, los trabajos científicos no se caracterizan por su creatividad e iniciativa, sino por la conservación y repetición de un paradigma establecido. Los resultados inesperados son problemáticos y constituyen anomalías que muchas veces se desechan o no se toman en cuenta. La ciencia normal corrobora experimentalmente lo que las teorías paradigmáticas ya han predicho. Se trata, en todo caso, de encontrar nuevas soluciones con las normas ya fijadas, como si fuera la resolución de un rompecabezas con unas fichas dadas y una figura preestablecida. Por lo tanto, durante este periodo, la cohesión de las comunidades de científicos en torno a un paradigma parece ser un criterio de demarcación más adecuado para distinguir entre lo que es ciencia y lo que no.

No obstante, durante el periodo de ciencia normal se producen diversas anomalías que expresan discrepancias entre las teorías, los experimentos y las observaciones. La realidad parece no encajar del todo en el paradigma. Cuando estas anomalías se hacen inocultables, el paradigma entra en crisis, lo cual obliga a los científicos a buscar nuevos caminos de investigación y a cuestionar algunos de los supuestos del paradigma establecido.

En ese periodo la ciencia puede ser verdaderamente innovadora, arriesgada y antidogmática. Los científicos más jóvenes son los que, con frecuencia, se rebelan contra el paradigma establecido y comienzan a probar esquemas distintos de investigación. En ese momento se inicia lo que Kuhn denomina ciencia revolucionaria. En tales casos puede haber dos paradigmas en disputa; sus defensores entran en controversia para intentar dilucidar si las nuevas teorías resuelven los problemas y deben, por tanto, sustituir al viejo paradigma. A menudo, la polémica implica que no hay entendimiento entre los lenguajes teóricos de uno y otro paradigma; esto es lo que Kuhn denomina inconmensurabilidad.

diagrama

Los paradigmas en disputa no se pueden comparar linealmente, pues ha sucedido un cambio en la visión del mundo. Las controversias científicas en ese periodo de inestabilidad constituyen el choque de dos formas de entender el mundo. Aunque en apariencia los paradigmas hablen el mismo lenguaje y se refieran a los mismos hechos, se ha producido un viraje en la conformación del lenguaje científico así como en la práctica experimental. Una revolución científica puede comenzar con la utilización de nuevos instrumentos y técnicas experimentales, que obligan a los científicos a observar el mundo de una manera distinta.

Cuando un nuevo paradigma logra convencer a una parte sustantiva de la comunidad científica, la cual, en consecuencia, decide reorientar sus investigaciones en función de los nuevos marcos teóricos, se dice que se ha producido una revolución científica. El nuevo paradigma gana consenso entre la comunidad y poco a poco se normaliza, iniciando así un nuevo periodo de ciencia normal.


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