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1.5.1 Tipos de diálogo

Al interactuar con los otros podemos entablar diversos tipos de diálogo. Algunos involucran argumentos y otros no, por lo que es importante distinguir unos de otros para saber qué actitudes, habilidades y conocimientos tenemos que utilizar al participar en ellos. Para distinguir estos tipos de diálogo hay que poner atención al contexto en que se realizan y a los fines que se persiguen en cada uno de ellos. A continuación revisaremos algunos.


Charla
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Es un diálogo en el que se busca interactuar con las otras personas, conocerlas mediante un intercambio de ideas. Por lo tanto, no se requiere del uso de argumentos, pues no se busca arribar a acuerdos o a la verdad, ni tampoco encontrar vencedores. Ejemplo de este tipo de diálogo es cuando se reúnen amigos para compartir anécdotas o experiencias, sin ningún ánimo argumentativo.


Negociación
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Es un diálogo en el que se busca resolver un problema con base en acuerdos que conduzcan a tomar decisiones racionales, las cuales tendrán repercusiones inmediatas en el mundo. Aquí sí se recurre a argumentos; cuando éstos son sustituidos por amenazas para que se acepte un acuerdo determinado, ya no se habla de una negociación, sino de una imposición o chantaje. Ejemplo de una negociación es cuando en un lugar de trabajo hay muchas personas que fuman y otras tantas que no fuman, y se reúnen para intercambiar argumentos con el fin de encontrar una solución satisfactoria para ambas partes. Por un lado, los que no fuman desean que no les afecte el humo de los fumadores; por el otro, estos últimos quieren preservar su derecho de fumar. Con base en la argumentación deciden que dentro de la oficina estará prohibido fumar y que habrá zonas reservadas fuera de la oficina para los fumadores.


Disputa personal
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Es un diálogo en el que el fin es ganar al que se opone a las ideas que se defienden y, dado que no hay reglas procedimentales que señalen las condiciones para intervenir, las formas de hacerlo y por cuánto tiempo, los interlocutores se sienten libres para utilizar diversos recursos legítimos e ilegítimos (como las falacias y las marrullerías). Ejemplo de este diálogo es cuando alguien, para defender su idea o tesis de que la homosexualidad es inmoral, agrede verbalmente a quien sostiene la tesis contraria o apela a la verborrea para confundirlo y que acepte su posición, en lugar de ofrecer razones pertinentes.


Debate
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Es un diálogo en el que el objetivo es discutir acerca de un tema previamente fijado. En él participan dos adversarios que defienden tesis opuestas y, al final, se busca obtener un ganador. Aunque se trata de un diálogo en el que sí están establecidas las reglas procedimentales acerca de las condiciones bajo las cuales los participantes pueden intervenir y se apela a argumentos, con frecuencia sucede que los debatientes acuden a recursos ilegítimos, como las falacias o las marrullerías, con tal de ganar al adversario. Para que sea posible un debate se requiere que el tema a discutir plantee aspectos discutibles, esto es, que den lugar a diversas alternativas, ya que si hay acuerdos sobre el tema, entonces no hay nada que debatir. El que un tema sea debatible depende del sistema de creencias de los participantes; por ejemplo, quizá para una comunidad hablar de derechos de los animales sea algo debatible, mientras que para otra sea algo obvio que no requiere discusión. Ejemplo de un debate es cuando los candidatos a la presidencia de una nación confrontan sus propuestas con el fin de que la población decida cuál es la mejor opción de gobierno; en este caso, a los participantes no les importa tanto la verdad de sus premisas o la solidez de sus argumentos, sino más bien dar la apariencia de que se argumenta bien con el fin de resultar vencedor. En este tipo de diálogos suele existir un moderador encargado de asignar la palabra a cada participante —ya sea para exponer sus argumentos o replicar los del otro— y señalar la duración de las intervenciones.


Discusión crítica
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Es un diálogo en el que los participantes se plantean un problema y buscan una respuesta que sea satisfactoria para la mayoría de ellos; esto se logra por medio de argumentos racionales y partiendo de una base teórica común. Este tipo de diálogo se da generalmente en contextos académicos en los que los participantes buscan cooperativamente la verdad. Así, al escuchar los argumentos de los otros, se pueden modificar los propios en un ambiente de apertura en el que todos pueden enriquecer su conocimiento. En algunas ocasiones no sólo se busca la solución a un problema, sino examinar una tesis o un tema con el fin de profundizar en su conocimiento. Un ejemplo de este tipo de diálogo son las ponencias, presentaciones en seminarios, mesas redondas, exámenes profesionales, etc. En este tipo de actividades se suele definir una cierta cantidad de tiempo para exponer y para plantear preguntas, las cuales tienen la finalidad de hacerle ver al expositor los puntos débiles en su argumentación para mejorar el trabajo presentado, o plantearle alguna duda que haya surgido de la exposición con el fin de enriquecer el propio conocimiento.


Debate racional
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El debate racional es un tipo de diálogo en el que se busca mostrar al contrincante —con base en el intercambio de argumentos y de manera respetuosa y constructiva— que se defiende la tesis más sólida y que los argumentos que arguye en defensa de la tesis contraria son equivocados o débiles. Esto último se hace no para aplastar al contrincante ni como un fin en sí mismo, sino para alcanzar una tesis sólida (debidamente fundamentada) junto con el interlocutor. Los participantes se comprometen a cooperar, a defender su tesis y a buscar que la verdad salga a la luz. En este proceso son muy importantes ciertas actitudes como escuchar con atención, evitar las agresiones verbales, respetar el turno para hablar, etc. Este diálogo está regulado por reglas procedimentales establecidas de manera clara y que señalan las condiciones bajo las cuales se puede intervenir y el tipo de recursos que es legítimo utilizar en la argumentación. Un ejemplo de este tipo de diálogo lo podemos encontrar en una mesa redonda que reúne a especialistas con el fin de debatir racionalmente un tema, como podría ser la moralidad de la pena de muerte. Algunos defenderán la tesis de que “la pena de muerte es moral”, y otros la de que “la pena de muerte es inmoral”.

Existen reglas positivas y negativas que regulan el debate racional. Algunas reglas positivas son: escuchar con atención, con respeto; esperar a que el interlocutor exprese de manera completa sus ideas antes de intervenir; pedir y respetar el turno de las intervenciones; plantear preguntas pertinentes; proporcionar información necesaria, relevante, verdadera y suficiente; expresar con claridad las propias ideas, etc. Algunas reglas negativas del debate racional son: no hacer afirmaciones para las cuales se carece de pruebas, no responder preguntas que no sean claras, no ofrecer proposiciones falsas, no generar ataques verbales, entre otras.

El debate racional se divide en cuatro etapas:

  1. Etapa de apertura. Se presentan los participantes y se dan a conocer las reglas que regularán el diálogo.
  2. Etapa de confrontación. Se anuncia el tema o el problema en torno al cual girará el debate; además, cada uno de los participantes presenta de manera general sus argumentos más fuertes para respaldar la postura que defenderán.
  3. Etapa de argumentación. Los participantes cuestionan, discuten y evalúan cada uno de los argumentos de los opositores, además de defender los propios.
  4. Etapa de clausura. Dado que el diálogo no puede prolongarse infinitamente, una vez que se ha finalizado con el tiempo previamente acordado, los participantes llegan a algunas conclusiones valorando la propia postura y tomando en cuenta los argumentos de los opositores. Puede ocurrir que uno reconozca que los argumentos del opositor son más racionales que los propios y se retracte de la tesis que originalmente defendía.

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