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1.5 DEBATE RACIONAL Y TOMA DE DECISIONES

El almuerzo

El almuerzo, de Diego Velázquez, 1617.

La lógica no sólo ofrece herramientas para reconocer los elementos de un buen argumento o reconocer argumentos falaces. También puede ayudar a enfrentar distintos contextos argumentativos que, como dijimos, se caracterizan por ser situaciones que exigen crear, analizar o evaluar argumentos. En este tema abordaremos dos importantes contextos en los que la lógica se muestra como una herramienta de utilidad para enfrentar estas situaciones con éxito: el debate racional y la toma de decisiones.

Cuando participamos en un diálogo suele ocurrir que consideremos todas nuestras opiniones y creencias como verdaderas. Es hasta el momento en que alguien o alguna situación en particular contradice lo que creemos, que nos vemos obligados a dudar de su veracidad y a revisarlas. Podemos darnos cuenta de que lo que siempre habíamos considerado verdad no parece serlo del todo; o, a veces, a la luz de los argumentos que nos ofrecen otras personas, parecen más bien creencias falsas. Revisar nuestras opiniones o creencias, lejos de debilitarlas, las fortalece, pues implica ponerlas a prueba con base en los argumentos que nos ofrecen otras personas. Si son creencias respaldadas en buenas razones, sobrevivirán e, incluso, se harán más fuertes, y las podremos tomar como guías seguras de nuestra acción. En caso contrario, tendremos que desecharlas. Para comprender lo que significa participar en un debate racional es conveniente distinguirlo de otros tipos de diálogo —en los que también es necesaria la argumentación—, con el fin de ubicar cuáles son los recursos argumentativos y/o retóricos que se permiten en cada uno de ellos.


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