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7.2.1 Mimesis y desviación

El planteamiento de la mimesis se enfrenta de entrada con la posibilidad de considerar que el arte inventa y crea algo que no existe más que en el universo del arte y/o en la mente imaginativa del artista. Por ejemplo, una pintura de un caballo representa un caballo “real”, pero, ¿qué representa la pintura de un unicornio? Para todos es claro que los caballos existen en la “realidad” y los unicornios no. ¿Podríamos entonces hablar de arte que representa cosas reales (arte imitativo) y arte que inventa cosas irreales (arte imaginativo)? Desde tal perspectiva, no todo arte sería mimético. Sin embargo, esto no es tan sencillo, pues así como señalamos que el David de Miguel Ángel no es una “copia exacta”, también podemos decir que el unicornio no es una “copia exacta” de un caballo, sino una recomposición y reelaboración del mismo.

Parece que la relación del David con un “modelo real” es más directa que la del unicornio, puesto que en la estatua sólo hay una variación de tamaño, pero seguiría siendo la representación de una persona, mientras que en la pintura del unicornio la variación es mucho mayor, puesto que aquí ya no se trata de un caballo tal cual, sino que se crea algo nuevo, es decir, el unicornio.

¿Se trata entonces de medir la variación y señalar qué tanto se “parece” y qué tanto está desviada o deformada la representación? A esta teoría se le llama grados de desviación y plantea que habría un modelo original (por ejemplo, el “caballo real”) con el cual el arte trabaja mimetizándolo, pero que el resultado en la obra sería indefectiblemente una desviación con respecto al original. El original sería el grado cero de desviación.

Esta teoría se enfrenta con el problema de ubicar tal grado cero. En el caso del ejemplo del caballo y el unicornio, se podría decir que el “caballo real” es el grado cero (pero, ¿cuál caballo de todos los caballos existentes sería el modelo “real”?), y que sobre éste se dan las desviaciones, que pueden ir desde una representación realista hasta una cubista (como en la pintura Guernica, de Pablo Picasso) o, incluso, un unicornio.

Sin embargo, cuando no se trata de la representación plástica de objetos, sino de creaciones lingüísticas, el asunto es más complicado. Al considerar que hay distintos tipos de lenguaje (natural, científico, poético, filosófico o periodístico), se propondría que cada uno está en mayor o menor medida desviado con respecto a un grado cero. Por ejemplo, la metáfora “dientes de perla” sería una desviación del lenguaje natural “dientes blancos”.

Desde esta perspectiva, el lenguaje poético tendría un alto grado de desviación, pero ¿con respecto a qué? Si señaláramos que con respecto al lenguaje natural, nos enfrentamos con el problema de que este último también está desviado, pues recurre igualmente a un sinnúmero de metáforas (que en tanto figuras retóricas serían siempre desviación), por ejemplo “las patas de la silla”. ¿Cuál sería el grado cero de desviación en el lenguaje? Es decir, ¿qué lenguaje no tiene ningún uso figurado, sino que todo lo que dice es literal? Se ha propuesto tomar al lenguaje científico como grado cero, sin embargo, éste también emplea metáforas, por ejemplo: un “hoyo negro” se “traga” la luz. Así que la teoría de la desviación no es completamente satisfactoria.


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