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TEMA 7. LAS ARTES Y LA BELLEZA

María Antonia González Valerio

Improvisación sangrienta

Improvisación sangrienta, de Wassily Kandinski, 1914.

7.1 INTRODUCCIÓN


El arte forma parte de la vida cotidiana; nos hace frente constantemente, más allá de las clasificaciones entre arte culto y popular, arte de masas y elitista, arte clásico y contemporáneo, buen y mal arte. Las manifestaciones artísticas son algo con lo que nos relacionamos día a día, pues escuchamos música, vamos al cine, entramos a edificios, vemos pinturas (o reproducciones de éstas), leemos literatura y demás.

Ciertamente, el arte forma parte de nuestra vida, mas eso no significa que nos hayamos detenido a pensar el arte. ¿Cómo pensar el arte? Una de las disciplinas que se ha dedicado a crear teorías, lineamientos y marcos teóricos para pensar el arte es la filosofía del arte o estética, cuyos temas y problemas principales serán abordados aquí.

¿Por qué pensar el arte? Las razones son quizás innumerables. Enunciemos una por lo pronto: el hacer. Hacemos cosas con el arte: lo usamos, lo compramos, lo admiramos, lo juzgamos o incluso, lo creamos (¿quién no ha hecho un dibujo o escrito un poema?). Además, el arte hace cosas con nosotros: nos hace reír o llorar, nos despierta ideas, nos hace pensar.

Si hacemos cosas con el arte —por ejemplo, juzgarlo—, podemos preguntar: ¿desde dónde lo juzgo?, ¿por qué puedo decir que me gusta o no, es decir, por qué puedo emitir un juicio de gusto?, ¿los conocimientos que tengo influyen sobre mi gusto? De igual manera, si el arte hace cosas con nosotros: ¿qué pasa cuando tenemos una experiencia estética?, ¿seguimos siendo la misma persona de antes?

El arte nos transforma, no nos deja inalterados. Esto quiere decir que el arte también nos hace ser aquello que somos, aun cuando no seamos conscientes de ello. Pensar el arte es pensarnos, es también pensar nuestro mundo, puesto que aquél es parte de éste. Así como el arte nos hace ser aquello que somos, también hace ser al mundo aquello que es en la medida en que habla de él, lo expresa y lo llena de sentido. A esto se le llama la incidencia del arte en la constitución de la persona, de la sociedad o del mundo. Hay muchos caminos para pensar el arte. Mostraremos sólo algunos, los cuales nos harán reflexionar desde los tres ejes básicos para analizar el “fenómeno estético”: la obra de arte, la creación-el artista, la recepción-el espectador.

Se verán cuatro temas: el primero versa sobre la categoría más importante que la estética ha creado para pensar el arte: la representación (mimesis). Esta categoría, fundada por los filósofos griegos de la antigüedad clásica, sigue vigente hasta nuestros días y es fuente de grandes debates y discusiones. El segundo tema analiza la relación entre la mimesis y la verdad. La recuperación de la verdad del arte es uno de los problemas fundamentales de las estéticas contemporáneas, las cuales han considerado imprescindible estudiar el problema del arte más allá de los atributos estéticos. El tercer tema estudia el problema del acto creador, el cual, a lo largo de la historia de la filosofía, ha oscilado entre el delirio y la razón. El papel que desempeña el acto creador dentro del contexto general de la obra de arte es un problema que, en la estética contemporánea, ha quedado en buena medida desplazado a favor de la recepción. Esta última constituye el cuarto tema abordado aquí, en líneas generales, desde la perspectiva hermenéutica. La interpretación y el espectador se han convertido en temas centrales, ya que han permitido postular la incidencia de la obra en la configuración del mundo y de las identidades. 


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