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TEMA 6. POLÍTICA Y SOCIEDAD

Elisabetta di Castro

Los proverbios flamencos

Los proverbios flamencos, de Pieter Brueghel el viejo

, 1559.

6.1 INTRODUCCIÓN


Vivimos todos los días en sociedad y la manera como podemos hacerlo está fuertemente influida por la política. Esto es así porque nuestro desarrollo como individuos está marcado por los acuerdos y las decisiones sociales que se han logrado tomar a lo largo de la historia y que, como tales, nos organizan socialmente. Nuestra vida está cruzada por las normas que rigen a nuestra sociedad, desde cómo se adquiere un nombre al nacer y cómo nos podemos relacionar con las otras personas, hasta qué podemos hacer y esperar de los demás.

Estas normas no han sido siempre las mismas y no necesariamente son iguales en todos los países. Normalmente son el fruto de grandes luchas y reivindicaciones sociales que, en el caso de México, nos permiten vivir hoy en una democracia donde todos tenemos ciertos derechos que podemos exigir y obligaciones que debemos cumplir. Esto no ha sido siempre así; una de las principales demandas del levantamiento encabezado por Hidalgo fue precisamente la abolición de la esclavitud, y de la Revolución mexicana fue el reparto de la propiedad de la tierra. En años más recientes, diversos movimientos sociales han defendido el derecho de todos a la educación, a la salud, a la no discriminación, en fin, todas aquellas normas sociales que hoy nos permiten vivir como lo hacemos. Sin embargo, así como estas normas fueron fruto del desarrollo histórico, no debería sorprendernos la posibilidad del surgimiento de nuevas reivindicaciones sociales que busquen modificar las normas vigentes o crear nuevas, para que en un futuro podamos vivir aun mejor. Por eso es tan importante la política, porque en ella se sustenta la manera en la que podemos vivir en una sociedad.

En este capítulo reflexionaremos sobre estos dos ámbitos fundamentales de nuestra vida: la sociedad y la política. Veremos cómo hay un carácter indisoluble en la relación individuo y sociedad, porque sólo dentro de ella podemos desarrollarnos, a pesar de que a veces se rechace cualquier tipo de relación con los otros, o que, cuando las tenemos, no siempre sean armónicas. Analizaremos también la relevancia del poder en nuestra vida, cómo se ejerce y el papel constitutivo que tiene no sólo en la formación de las personas y en la realización de sus acciones, sino también en las propias relaciones humanas. Nos detendremos en la importancia —más allá de nuestras preferencias individuales— de la existencia de un espacio común en el que se puedan expresar libremente todas las voces, con sus diferencias, para así deliberar y construir consensos encaminados a la formación de un interés general. Como veremos, esto sólo es posible dentro de un Estado de derecho en donde se protejan, contra las posibles arbitrariedades, los derechos humanos que todos tenemos. Asimismo, analizaremos cómo la democracia es una forma de gobierno actualmente ligada al pluralismo y que necesita de una participación activa por parte de los ciudadanos. Si bien la ciudadanía reconoce que todos somos iguales, eso no nos hace idénticos; es precisamente nuestra diversidad de ideas, estilos de vida e intereses lo que hace necesaria la construcción de formas plurales, acordes con principios y procedimientos democráticos, en los que podamos afirmar nuestros derechos y libertades y, al mismo tiempo, estemos obligados a respetar los derechos y libertades de los otros. Finalmente, concluiremos con el tema de la justicia, reflexionaremos sobre la necesidad de que esa igualdad reconocida en la ciudadanía no se limite a una mera formalidad, sino que corresponda a las condiciones básicas con las que vivimos, es decir, cómo se reparten los recursos que se disponen en la sociedad. 


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