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3.1.6 Estrategias

Maimónides enseñando

Maimónides enseña "la medida del hombre", autor desconocido, 1347.

A manera de síntesis de la información ya referida, se ejemplificarán algunos aspectos relevantes del texto expositivo, específicamente los recursos que acentúan el sentido del texto y le dan identidad.

El helio es el gas más ligero que existe después del hidrógeno. Es inerte, incoloro e inodoro. No es inflamable y se emplea en operaciones quirúrgicas para administrar anestesia. El helio es un gas menos soluble en la sangre humana que el nitrógeno, por lo que los buzos que descienden a grandes profundidades respiran una mezcla de helio y oxígeno. También se emplea para inflar los globos aerostáticos.

En nuestro país están amenazados, o en peligro de extinción, junto con el lobo, el jaguar (Phantera onca), el oso negro (Ursus americanus), el ocelote (Felis pardales), el tigrillo (Felis wiedii), el jaguarundi (Felis yagouaroundi), la zorra norteña (Vulpes macrotes), el cacomixtle del sureste (Bassariscus sumichrasti), la martucha (Potos flavus), el viejo del monte (Tayra barbara), el grisón (Grison canaster) y el perro de agua (Lutra anactens).

Únicamente los cratones, las partes más viejas de los continentes, han permanecido con dimensiones más o menos estables desde hace unos tres mil quinientos millones de años…

Descubrimiento accidental de la anestesia. A finales del siglo xix un charlatán provocaba que las personas estallaran en carcajadas tras hacerles respirar peróxido de nitrógeno en una feria de Estados Unidos. Uno de los curiosos, tras inhalar el gas, se hirió al caerse de la tarima en que se encontraba, pero extrañamente no sintió ningún daño. Un dentista que presenció la escena relacionó el gas con la ausencia de dolor y al día siguiente hizo la prueba: respiró peróxido de nitrógeno y se hizo arrancar un diente. No notó nada. El dentista Horace Wells acababa de inaugurar el uso de la anestesia.

El secreto de la acústica perfecta de la ópera. En un teatro en que se interpreta una ópera, solamente el público que se encuentra sentado en las primeras filas percibe la voz de los intérpretes de forma directa. El resto de los espectadores recibe el sonido que llega del escenario tras haber rebotado éste en el techo de la sala. Es decir, el sonido se propaga en una sala de teatro de la misma forma en que una pelota de goma rebota al ser lanzada contra una pared.

Las primeras versiones latinas, dice Jacques Le Goff, dan cuenta de "las maravillas sin conferir significados ni explicaciones simbólicas".

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