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1.5 TRES NORMAS TEXTUALES INDISPENSABLES

Narrador de cuentos marroquí

Narrador de cuentos marroquí, de Hermann Knottnerus-Meyer, circa 1926.

Además de conocer el qué y el para qué de los textos (es decir, cuál es el tema y cuál es el propósito del emisor), es relevante determinar el para quién (a quién estará dirigido el mensaje), pues de ello dependerá fundamentalmente el tipo de lenguaje que se utilizará. A esto se le llama adecuación. Un texto es adecuado cuando —tomando en cuenta el contexto en el que surge el mensaje, el propósito y sobre todo el receptor— se usa un lenguaje apropiado, ya sea formal, informal, técnico, cotidiano o especializado. Sabemos que no hablamos de la misma manera con nuestros padres que con nuestros amigos, con una persona mayor que con un contemporáneo, con el director de la escuela que con nuestros compañeros. A esas diferencias de uso, que se reflejan en lenguajes distintos, se les llama registros.

El lenguaje es una música con muy variadas melodías […] Una de las variaciones más importantes es la que corresponde al registro de un texto, es decir, al conjunto de diferencias provocadas por la relación entre el texto y el contexto situacional. Los diccionarios y obras de consulta distinguen (sin intentar definir términos) registros formales e informales, registros escritos y hablados, registros científicos, periodísticos, didácticos, etc. Los registros se presentan como "maneras de hablar", coloraciones, tonos, de los textos, tonos que se relacionan con elementos de la situación en que se producen los textos […].1

En cuanto al mensaje mismo, tenemos dos normas más. Los textos orales pero sobre todo los textos escritos deben tener cohesión y coherencia. Para asegurar la cohesión, un texto escrito recurre fundamentalmente a los conectores (que enlazan elementos y establecen relaciones en los textos, pueden marcar la entrada de los párrafos en un orden determinado, unir una oración con otra mostrando causas, consecuencias, adiciones, oposiciones, etcétera); las anáforas o sustitutos textuales (que también sirven para señalar relaciones en la construcción del texto, desde el momento en que se refieren a algo ya mencionado o por mencionarse, mediante algún recurso como pronombres, sinónimos, etcétera) y la puntuación. La coherencia, por su parte, implica el orden en que se exponen las ideas; las distintas partes que componen el mensaje deben estar relacionadas entre sí, responder al propósito comunicativo y darle una unidad de sentido al texto. La coherencia es la progresión del texto.

En el caso de los textos orales, a menudo el contexto y la situación en que se produce la comunicación suelen solucionar los problemas que puedan derivarse de ciertas fallas en la cohesión y la coherencia. Sin embargo, en primera instancia, sobre todo si se trata de una comunicación oral formal, lo ideal es preocuparse por que se cumplan estas normas.

Tomado de Joaquín Dolz y Auguste Pasquier, Argumentar para convencer.

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