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4.3.2 Las nuevas crisis del capitalismo y el auge neoliberal

El auge de la economía capitalista, con sus sucesivas etapas de expansión y crisis, entró en una nueva etapa recesiva hacia los años setenta. Por entonces, la economía estadunidense había entrado en un periodo de estancamiento, así como la de la Unión Soviética. Los problemas comenzaron a partir del progresivo desequilibro entre el crecimiento de la productividad y el de los salarios. Este fenómeno tuvo lugar primero y, de manera notable, en Estados Unidos, pero después apareció también en Europa y, por último, en menor medida en Japón. La coincidencia de una productividad que se expandía más lentamente con incrementos continuos del salario real desembocó en un progresivo descenso de las tasas de ganancia que terminaron por afectar los niveles de demanda, produciendo nuevamente las crisis cíclicas del capital.65 Pero no fue sino hasta 1973 que el mundo conoció la crisis en su total magnitud.

Luego de 1973 los problemas que habían dominado en la crítica al capitalismo liberal de antes de la primera guerra, y que en la edad de oro habían sido disueltos, como son el paro, la miseria y la inestabilidad, volvieron a surgir. Las crisis cíclicas menores de 1974-1975, 1980-1982 y las de finales de los años ochenta instalaron nuevamente –incluso en los países ricos– el desempleo, la precariedad laboral transformada luego en "flexibilidad laboral" y el aumento de la desigualdad social.

El punto nodal de estas crisis fue que la producción prescindía de los seres humanos a una velocidad superior a aquella en que la economía de mercado creaba nuevos puestos de trabajo (a diferencia de lo que ocurría en la edad de oro). Otro de los aspectos de esta crisis fue que la transnacionalización de la economía hizo que los mecanismos utilizados con anterioridad para paliar los problemas, ya sea la acción política coordinada nacional o internacionalmente, ahora no servían dado que el Estado nacional había perdido los poderes económicos. El capital, cada vez más transnacionalizado, ya no respondía a fronteras y no habían sido creadas –ni tampoco las hay actualmente– instituciones que pudieran normar y organizar el flujo de capitales.

La consecuencia de estas crisis fue que las promesas del keynesianismo, pleno empleo y seguridad social, perdieran su capacidad de responder al desenfreno con el que la inflación atacó la estructura económica de los distintos Estados-nación permitiendo a los liberales avanzar ante esta fragilidad.

El neoliberalismo apareció de la mano siniestra de Margaret Tatcher en Inglaterra y Ronald Reagan en Estados Unidos. Lo que logró con éxito el neoliberalismo fue barrer algunas estructuras obsoletas de la época de la edad de oro y del capitalismo mixto, pero ni siquiera en los países más comprometidos con la economía del laissezfaire fue en realidad una política económica neoliberal, ya que Inglaterra y Estados Unidos resultaron finalmente nacionalistas, desconfiados y protectores frente al mundo exterior.66

Pero donde sí se impregnó de políticas neoliberales fue en los países del llamado tercer mundo, en donde como una imposición desde los centros económicos, llámese Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, se dictaron las políticas de "ajuste económico" para los países que se habían endeudado irresponsablemente a partir de los petrodólares y los créditos blandos. Es así como se inicia para estos países una época de estancamiento económico y de retroceso del bienestar general.


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