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3.1.3 El fin y la solución de la crisis: demografía, agricultura e industria en Europa occidental

La crisis europea del siglo XVII provocó una profunda reorganización del sistema económico mundial en todos sus aspectos –agrícola, industrial, comercial, financiero, geográfico, etcétera–. España, Portugal e Italia quedaron en lugares secundarios, mientras Holanda, Inglaterra y Francia pasaron al primer plano. Sin embargo, el desarrollo económico del siglo XVI había creado relaciones que serían difíciles de cambiar. Revisemos poco a poco esta historia.

Ya sabemos que en la época moderna cualquier crisis económica se traducía en una crisis demográfica, de mayores o menores dimensiones. Así, una de las primeras manifestaciones de la recuperación económica era el crecimiento demográfico, el cual sólo podía ocurrir si previamente se había iniciado una recuperación agrícola. La recuperación agrícola se dio mediante un proceso de concentración tanto de tierra como de la producción misma. En Europa occidental, en especial en Francia e Inglaterra, se produjeron fenómenos de concentración de la propiedad. En ambos países, fueron los nobles, los grandes burgueses y los campesinos enriquecidos capaces de rentar tierras de la nobleza los que resultaron beneficiados, pero en esta ocasión la producción se destinó hacia el mercado y no al autoconsumo, que no era rentable. De esta manera se intensificó la producción cerealera, que en primer lugar fue concentrada por las grandes ciudades como París y Londres, pero también fue posible extender el mercado agrícola. En Francia, debido al tamaño de su población y su territorio, superiores a los ingleses, los excedentes de producción quedaron en el propio territorio francés, mientras que Inglaterra tuvo la posibilidad de exportar hacia mercados continentales.

Como se ha dicho, la reactivación agrícola en Europa fue posible debido a la intensificación de cultivos de procedencia americana que paliaron las hambrunas y permitieron diversificar la alimentación del ganado. Asimismo, tanto Francia como Inglaterra y aun Holanda iniciaron el cultivo de productos comerciales (como el índigo, el cáñamo, el azúcar, el tabaco o el algodón), sobre todo en sus colonias.

En el aspecto industrial, debemos señalar que el sistema de gremios propio de las ciudades sufrió severos daños y, en buena parte, fue reemplazado por la llamada "industria a domicilio". La principal industria beneficiada por este nuevo sistema fue la textil, y los países que más desarrollo mostraron fueron precisamente Inglaterra y Francia.


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