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1.4.2 Algunas sugerencias para combatir falacias

Si en una discusión racional alguien comete una falacia sería necesario explicarle con claridad en qué consiste su error en la argumentación. Hacerle notar que en un diálogo no es admisible la apelación a premisas o razones que no son pertinentes para lo que se quiere concluir, como es en el caso de las falacias de irrelevancia; o que los elementos proporcionados no son claros, cuando es el caso de las falacias de ambigüedad; o que el argumento tiene una estructura inválida, si es el caso de alguna falacia formal. Para evitar las falacias se recomienda tener claros los siguientes conceptos y saberlos aplicar:

Conocer lo que es un argumento y saber distinguir claramente sus partes.
Conocer los criterios para evaluar argumentos y saberlos aplicar.
Conocer qué es una falacia y reconocerla en la vida cotidiana.
Conocer y reconocer los tipos más frecuentes de falacias.
Conocer y reconocer las falacias relacionadas claramente con algunos tipos de argumentos; por ejemplo: falacia de generalización apresurada (que se presenta en argumentos inductivos incorrectos), falacia de falsa analogía (que se presenta en argumentos analógicos incorrectos), falacia de afirmación del consecuente (presente en argumentos que pretenden ser deductivamente válidos).
Conocer los diferentes tipos de diálogos para reconocer en cuál se está participando.

Además de lo anterior es importante cuidar las siguientes actitudes:

No aceptar como verdaderas las creencias que no estén debidamente justificadas.
Aceptar de buen grado las correcciones de los demás.
Revisar nuestras opiniones o creencias a la luz de los argumentos de los demás.
Tomar en serio los argumentos de las personas con las que se dialoga.
Tomar en serio los propios argumentos. 


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