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7.5.2 Arte y moral

Platón consideraba que la poesía tiene un importante efecto sobre los espectadores, sobre todo en lo que toca a la moral. La poesía representa acciones que pueden ser objeto de un juicio moral, es decir, que pueden ser consideradas como moralmente buenas o malas. Sin embargo, dentro del engaño en que consiste el arte —para Platón— bien puede presentarse lo malo como bueno y lo bueno como malo, o representarse a los dioses haciendo cosas “inmorales”. El espectador que no conoce el bien puede “confundirse” y, en consecuencia, creer que los modos de vida expresados en la poesía son modelos de acción a ser imitados. Por ende, para Platón, la poesía ha de ser filtrada por una “censura filosófica” que sólo deje pasar aquello que concuerde con los ideales filosóficos (platónicos).

Hoy en día esto equivaldría a decir que una película violenta y sangrienta —por ejemplo, Kill Bill de Quentin Tarantino— puede “confundir” al espectador y hacerle pensar y creer que un buen modo de vida incluye tener una espada y descuartizar enemigos, por lo que, después de verla, comprará una espada y saldrá inmediatamente a la calle a matar gente.

Ciertamente, el arte influye en el espectador, pero ¿lo hace en el sentido arriba descrito? ¿Desde dónde plantear la relación entre el arte y la moral? En primera instancia es posible afirmar que la fuerza y el impacto que puede tener una obra en el espectador se debe al poder de ilusión del arte, a la capacidad de hacer parecer y aparecer hasta el punto de alcanzar a construir un “heterocosmos”, es decir, un mundo diferente a aquel en el que se desarrolla la existencia cotidiana.

La obra de arte irrumpe en la cotidianidad, abre y funda tal heterocosmos en el cual se inserta el espectador; aunque, más que insertarse, el espectador es absorbido por la representación. Contempla y se “deja llevar”, involucrándose en lo que allí se representa, participando afectiva y reflexivamente. El espectador no se mantiene al margen ni contempla desinteresadamente; por el contrario, sufre y se conmueve, se regocija o se acongoja, emite juicios morales, estéticos y epistémicos. El espectador piensa y siente aquello que se representa en la obra y lo hace desde el universo de creencias y valores que posee; esto es, todo espectador se enfrenta a la obra desde la visión del mundo que lo constituye, la cual, gracias a la mimesis, es puesta en cuestión y en consideración. Enfrentarse a la obra es, en ese sentido, enfrentarse con uno mismo.

Si la obra abre y funda un heterocosmos es difícil sustentar una neutralidad moral, incluso si se trata de pintura abstracta, pues ésta puede despertar pasiones y afectos. El espectador reacciona frente a la obra también moralmente, pues no puede evitar hacer valoraciones y juicios. Si lo evitara, entonces no se dejaría llevar por la representación, sino que mantendría una distancia —incompatible con la experiencia del arte— y rompería la ilusión del mundo de ficción. Por ejemplo, si en el cine una espectadora se dijera a sí misma constantemente: “Estoy sentada en una butaca observando una película que representa un mundo de ficción”, o bien, “el héroe no está muerto porque en realidad es un actor que sólo ha fingido su muerte”, entonces no habría experiencia del arte.

Involucrarse en la representación es, según lo dicho, juzgar y valorar; en eso también consiste el efecto sobre el espectador. ¿Qué es lo que se juzga: la obra o lo que allí se representa? ¿Qué sucede si una obra representa algo con lo que yo no estoy de acuerdo, o algo que va en contra de mis creencias y valores? Desde una perspectiva platónica, es posible “condenar” el arte por motivos morales. Desde una perspectiva aristotélica, lo que se juzga, en todo caso, son las acciones de los personajes (en la narrativa) y sólo eso. En la tragedia de Sófocles Edipo rey, como sabemos, Edipo mata a su padre. Ésta podría ser una acción moralmente condenable y frente a la cual el espectador reaccionaría. Pero, ¿qué es lo que podría condenar tal espectador? ¿La obra Edipo rey, a Edipo como personaje de ficción, o a Sófocles? Si bien la obra presenta a Edipo como asesino, en el contexto de la trama esto tiene muchos sentidos y significados que hacen que el texto sea una compleja visión del mundo, abierta a un sinfín de interpretaciones por parte del receptor. Pero, ¿qué quiere decir interpretar?


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