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7.3 REPRESENTACIÓN Y VERDAD

Noche estrellada sobre el Rhone

Noche estrellada sobre el Rhone, de Vincen van Gogh, 1888.

¿Es verdadero el arte? Hasta ahora, la representación (mimesis) es esa categoría que permite hablar de la relación arte-mundo. Gracias a ello, también posibilita plantear la relación arte-verdad, la cual ha sido desde siempre, por demás, problemática. Algunas preguntas que abren el tema arte-verdad son las siguientes: ¿Es verdadero el arte?, ¿dice cosas verdaderas o falsas o ninguna de las dos?, ¿hay conocimiento en el arte?, ¿puede ser el arte condición de verdad?, ¿de qué tipo de verdad se puede hablar en estética?, ¿el arte podría producir la misma verdad y/o el mismo conocimiento que, por ejemplo, la ciencia?

A partir de la mimesis, la relación arte-mundo abre el problema de la verdad, debido a que, si el arte dice algo del mundo, aquello que diga puede considerarse verdadero o falso. Si el arte no tuviera relación con el mundo ni pretensión alguna de incidir en él, el problema de la verdad se disiparía. Si aseguramos, por ejemplo, que tal obra es el producto de la mente fantasiosa e imaginativa del artista y que al espectador solamente lo entretiene y lo divierte, entonces está demás preguntar por la condición de verdad. Esto es: el arte así pensado escapa al problema de su estatuto epistemológico (es decir, su capacidad o posibilidad de ofrecer conocimientos verdaderos).

Lo mismo sucede cuando nos enfrentamos al estatuto ficcional del arte. Si sabemos que una película es ficción, no nos preguntaremos si los acontecimientos allí representados sucedieron en realidad o no. Damos por sentado que es ficción y que el problema de la verdad pertenece a otro ámbito, como el de la historia, la filosofía o las ciencias.

Desde esta perspectiva, el arte no tiene que ver con la verdad; en todo caso, le es más propio despertar sentimientos y emociones que generar “conocimientos verdaderos”. Es más, la pretensión del arte no tiene que ver con el conocimiento, ya que nunca afirma nada; se trata de “seudo juicios”, “seudo proposiciones”, “seudo acontecimientos”. De ese modo, el arte no es verdadero ni falso, pues no tiene nada que ver con el conocimiento.


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