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6.4.4 Algunos problemas de la democracia

A pesar de la relevancia y el logro social e histórico que representa vivir en una democracia, hay que reconocer que ésta tampoco es una panacea. Para concluir, señalemos sólo cuatro de sus principales problemas:

a] Originalmente, la democracia parte de que todos somos libres e iguales, por lo que es una forma de gobierno que se caracteriza por la mayor participación posible de los miembros de la sociedad en la toma de decisiones que afectan a la misma. Sin embargo, a lo largo de su desarrollo, como vivimos en una democracia representativa —es decir, en la que no decidimos directamente, sino que elegimos a nuestros representantes para que sean ellos los que tomen por último las decisiones—, se han creado grupos de poder, élites políticas.

b] Asimismo, la democracia entendida como un poder ascendente, que viene desde abajo, tampoco ha llegado a copar todos los espacios en los que se toman las decisiones que nos afectan a todos. Si bien la democracia surgió como una forma de gobierno —es decir, para la legitimación y control ciudadano del ámbito político—, no se puede hablar propiamente de un proceso de democratización acabado si en muchos otros ámbitos de la sociedad se siguen tomando las decisiones de manera descendente, desde arriba.

c] La democracia pretendía también hacer transparente el poder; que el poder político realizara sus acciones en público, a la vista y para el conocimiento de todos los ciudadanos que podrían, así, ejercer un control sobre él. Sin embargo, con los desarrollos tecnológicos que refuerzan la capacidad de conocer sin ser conocido, la tendencia ha sido la contraria: el control de los ciudadanos por parte del poder.

d] Por último, se creía que una de las consecuencias de la práctica democrática sería la educación de los ciudadanos. El desarrollo de una cultura participativa debería llevarlos a orientarse no por los beneficios que esperan obtener, sino por considerarse partícipes en la articulación de las demandas y en la formación de las decisiones colectivas. Pero en las sociedades contemporáneas se observa el fenómeno de la apatía política, es decir, los ciudadanos no participan. Donde sí hay participación aumenta el voto por beneficio, por lo que la democracia se estaría sosteniendo por el voto de acuerdo con los intereses personales de los ciudadanos y no por la formación de una opinión pública, colectiva.


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