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6.4.5 Una observación final sobre la democracia

La democracia contemporánea es fundamentalmente liberal. Uno de los principales rasgos del liberalismo es centrar las actividades del ciudadano en el interés privado, llegando, lamentablemente a vaciar a la política de su importancia pública. En este sentido, no sólo se debería pugnar por extender la democracia a más espacios de nuestra vida, sino a restablecer el ámbito de lo político como aquello que nos caracteriza como seres humanos y libres.

Para ello, la tradición republicana puede llegar a desempeñar un papel crucial al recordarnos algo tan elemental como es el hecho de que todo individuo se construye y vive en sociedad. Desde los antiguos romanos, res publica remitía a la cosa pública, a la cosa del pueblo, al bien común, a la comunidad. Algunos de los principales rasgos del republicanismo son el ejercicio del poder con el fin de lograr el interés común, conformar la voluntad soberana de acuerdo con reglas y obrar por el bien común en la medida en que todos se consideran iguales entre sí. Asimismo, el fundamento de un gobierno republicano es la virtud cívica de los ciudadanos, entendida ésta como la disponibilidad y capacidad de servir al bien común.

Aquí es de destacar una observación que hizo uno de los principales filósofos de la Revolución francesa, Jean-Jacques Rousseau: un Estado consistente debe aproximar a los extremos sociales, es decir, no tendría que tolerar las grandes desigualdades en la sociedad (que exista gente opulenta ni pordioseros). Estas dos posiciones extremas —el muy rico y el muy pobre— son igualmente desastrosas para el bien común, porque entre ellas surge el tráfico de la libertad pública: una la compra y otra la vende. Así, desde el siglo XVIII se planteó que la democracia requiere, además del imperio de la ley y de la participación ciudadana —aspectos sobre los que ha insistido el liberalismo—, de ciertas condiciones materiales mínimas para que todos los ciudadanos puedan efectivamente, en libertad, no sólo elegir los proyectos personales de vida que prefieran, sino también participar activamente en la vida pública de su comunidad.


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