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6.2.1 El concepto de individuo

La palabra individuo remite a los miembros de una especie, no sólo de la humana, que es la que nos interesa especialmente en este tema. El término viene del latín individuum, que significa indiviso e indivisible, es decir, que no puede ser dividido. De hecho, tratar de dividir en partes a un individuo implica su muerte, porque éste existe como unidad. Pensemos, por ejemplo, en algún mamífero: un gato. Si bien podemos distinguir los diversos sistemas que lo conforman (respiratorio, circulatorio, digestivo, nervioso, muscular, óseo), si tratáramos de separarlos, el animal perecería.

Además de indivisible, el individuo se ha concebido también como un ser único e irrepetible. Cada miembro de una especie es singular, tiene algunas notas especiales que lo distinguen de los otros miembros de su especie, a pesar de que comparta con ellos otras muchas características. De esta manera, ningún gato es idéntico a otro, así como también nosotros somos distintos a nuestros padres y hermanos.

Por lo que se refiere a los individuos de la especie humana es de destacar cómo, a pesar de sus singularidades y diferencias, se trata de individuos que interactúan constantemente entre sí. Estas interacciones pueden ser muy diversas e implicar también distintas motivaciones; a veces nos mueven más los sentimientos altruistas y de solidaridad; otras, en cambio, nuestro egoísmo e interés personal, familiar o de grupo. Por eso no debe extrañarnos que las relaciones con otros seres humanos puedan ser armoniosas y pacíficas, como también tensas y conflictivas.

Es pertinente señalar que cuando hablamos de relaciones “armoniosas” o “conflictivas” con los demás, no estamos presuponiendo que necesariamente las primeras sean siempre positivas y las segundas negativas. Por ejemplo, en una comunidad racista, la búsqueda de la armonía social puede llevar a compartir su racismo por simple conveniencia o comodidad a pesar de que las costumbres establecidas impliquen grandes injusticias; en cambio, la irrupción del conflicto puede surgir a partir de una crítica que cuestiona precisamente esas costumbres injustas y trata de superarlas.


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