conocimientos fundamentales

| español | textos orales

Página anterior Página siguiente





5.4 La entrevista

Portada de la revista New Outlook, que incluyó una entrevista con Mahatma Gandhi

Revista New Outlook, número en el que se publicó una entrevista con Mahatma Gandhi, mayo de 1949.

La entrevista, como género oral, es un acto de comunicación que se establece entre dos o más personas. Hay dos tipos de entrevista: la libre y la formal. La primera es espontánea, mientras que en la segunda el entrevistador planea y prepara con anticipación las preguntas que darán línea al diálogo.

El objetivo de la entrevista es mostrar a la(s) persona(s) entrevistada(s); o bien, dar a conocer su(s) postura(s) ante determinados hechos políticos, sociales, económicos, culturales, etc. En este caso, la finalidad de la entrevista servirá como referente para persuadir la opinión de los espectadores, razón por la cual el entrevistado utilizará argumentos para persuadir la opinión del espectador o lector.

Por medio de la entrevista se obtiene cierta información de interés general; para ello, el entrevistador prepara sus preguntas con base en la investigación realizada, delimita el tema, pues debe mostrar que conoce de lo que se está hablando.

El tiempo de la entrevista podrá ser delimitado por el entrevistador y el entrevistado.


¿Cómo elaborar un guión para entrevista?

A continuación presentamos una parte de la transcripción de una entrevista que Proceso, una revista semanal, le hizo a Ana Guevara, gran deportista mexicana.


Campeontao mundial de atletismo 2007

Campeonato mundial de atletismo 2007, mayo de 1949.


Exposición de hechos

Televisa me traicionó
(Fragmento)

En entrevista con Proceso la ex campeona del mundo Ana Gabriela Guevara habla acerca de
su rompimiento con Televisa: "Fue un noviazgo de engaño y traición", y adelanta: "no volveré". La velocista revela que está vetada por esa empresa porque no dejó que la siguieran explotando: "Privó la ignorancia y la avaricia". Asegura que su carrera no está en el ocaso y dice indignada: "Hablan del alto rendimiento, del atleta y del respeto a su dignidad, pero no tienen ni la más puta idea de lo que es esto". Presagia: "Van a venir guantazos".

Sentada en una mesa al fondo del [un restaurante] la velocista sonorense Ana Gabriela Guevara recibe a Proceso. […]

La entrevista dura dos horas […]

En diciembre de 2004 terminó el contrato que la velocista mexicana firmó con Televisa. Con la seguridad que le daba una medalla olímpica de bronce ganada en Atenas y su título de campeona mundial de los 400 metros planos —obtenido en el Campeonato Mundial de París 2003—, la atleta negoció con directivos del emporio televisivo, pero en lugar de más dinero se encontró con el desprecio por no haber llegado en primer lugar en los pasados Juegos Olímpicos.

—¿Cómo se dio la ruptura con Televisa?
—Existía el plan de renovar el contrato que firmamos en 2001 y que se extendió hasta 2004, y en el que los números fueron estratosféricos en todos los sentidos: en rating y en lo económico yo era una mercancía rentable. Al final no hubo acuerdo por ninguna de las partes, no llegamos a nada: quisieron presionar diciéndome: "ya no te vamos a sacar, ya no te vamos a seguir". Pero aquí me tienes siendo la misma Ana de siempre y con la misma aceptación de la gente, demostrándoles que no necesito de la televisora para ser quien soy.

—¿Qué tipo de relación tuvo con la empresa?
—De intereses mutuos porque está demostrado que la televisión es el medio con más penetración, más redituable, y el que mayor proyección te da. Yo apostaba a capitalizar esa inversión de cuatro años, y pensé que los próximos cuatro años también iban a ser buenos para mí. Pero nada más querían jalar agua para su milpa y que se seque la siembra y que se muera el ganado.


Narración como argumento

Vetada

—¿Las presiones fueron en el aspecto económico?
—Dejemos el dinero, pues no hubo acuerdo. Yo esperaba que por mi trabajo, por la convivencia que tuvimos, por llevarlos a Europa, a la Golden League, al Campeonato del Mundo y por el seguimiento diario de Gerardo Liceaga (reportero) obtendría una recompensa; que me dijeran: mira, nos fue tan bien que si tu contrato era por tal cantidad te vamos a doblar esa cifra […] Estábamos en el entendido […] de que los deportistas no vivimos de reconocimientos
ni de halagos; de que el hecho de que yo apareciera todos los días en los medios de comunicación o en su programación tampoco me garantizaba que iba a vivir de eso.

"Las presiones llegaron por el lado de que me iban a vetar en los programas de Televisa y así ocurrió; ya no aparezco con la frecuencia de antes, ni tengo la cantidad de minutos por semana o por mes que me destinaban. No me ha perjudicado en lo absoluto, pero ahí se fracturó la relación y a mí tampoco me interesó seguir. Vienen cosas interesantes y ya veremos quién tuvo la razón."

—¿Cómo se siente después del rompimiento con Televisa?
—En un principio me dejó un poco desilusionada porque te venden una historia que no es cierta, pero te das cuenta que así es esto. […]

—¿Esto tiene que ver con el hecho de que usted ya no ha llegado en el primer lugar a sus competencias?
—Todo empezó con ese argumento. Decían: "Como no ganó la (medalla) de oro en Atenas, no tiene derecho a cobrar lo que está cobrando". Su visión oscila entre la ignorancia y la avaricia.

—Es contradictorio, porque al aire dicen otra cosa.
—Siempre que un producto sea rentable va a ser así. […] Ve cuántos Reality Shows hay. Como son rentables se quedan, porque les están generando ganancias. Al principio así fue la relación entre Televisa y Ana Guevara.

—¿Considera que usted dejó de ser rentable?
—No. El argumento de que como dejé de ganar ya no soy productiva es insostenible. Uno de mis principales patrocinadores no le invirtió cientos, sino millones de pesos, a la campaña después del campeonato del mundo y durante la campaña hacia los Juegos Olímpicos, más todos los agregados […] El mejor capital que ellos tuvieron en sus programas fueron los Juegos Olímpicos, porque el paquete Ana Guevara fue el que se vendió más que todos y estamos hablando de que los que más invirtieron fueron mis patrocinadores.

—¿Tuvo acceso a las cifras?
—Ellos no las dan a conocer. Parte de su molestia se debió a que contraté a una agencia que llevara todos esos números. Cuántos spots de mis patrocinadores salían al día, los paquetes, los programas, etc. Entonces se sacó la estadística hasta llegar a un total de los ingresos de Televisa y tv Azteca. Nada más de los 40 y tantos segundos de carrera y del programa que producían para mí, no de todos los Juegos Olímpicos, se calcularon los ingresos que eso generó […]

"Televisa se llevó como 45 millones de dólares y tv Azteca casi 11 millones. A mí no me tocó ni el 1%. Les dije: ya probaron que soy un producto rentable: en 2001 nos fue muy bien; en 2002 se realizó la presentación estelar de todo el proyecto; en 2003 logré el campeonato del mundo, y en los Juegos Olímpicos de 2004 paralizamos el país. Todo el mundo estaba entregado a la carrera y nadie se despegaba de la televisión. Tenían el pastel completo, así que yo esperaba que este capital se reflejara en el siguiente ciclo olímpico. Me habían dado un espaldarazo muy fuerte porque sabían de mi lesión y su gravedad. Después me dieron esta puñalada. Pero nunca lo van a entender; hablan del alto rendimiento, del atleta y del respeto a su dignidad, pero no tienen ni la más puta idea de lo que es esto."

—¿Considera que le dieron una puñalada por la espalda?
—Sí, porque se les brindó todo pensando que era un proyecto a largo plazo con un compromiso por ambas partes.

—¿Qué ha pasado desde entonces?
—Vino la consigna de "ya no vamos a ayudar a Ana"; ya no salgo en los noticiarios. Antes salían todas mis notas y entrevistas y no porque yo lo pidiera. Ganaban ellos y ganaba yo, pero los más beneficiados eran ellos.

—¿Lo sientes como una explotación?
En cierta manera. Mi ganancia consistía en que me podía vender mejor con mis patrocinadores, pero el hecho de que éstos me pagaran por usar sus productos no garantizaba nada. Televisa les cobraba por mencionar sus marcas. Es un hecho que yo también ganaba porque yo me podía vender mejor con mis patrocinadores, pero aunque mis patrocinadores me hayan pagado, el hecho de que yo portara su marca no garantizaba nada porque ellos (Televisa) no sacaban la marca. Entonces mis patrocinadores me pagaban a mí y, aparte, tenían que pagar su espacio en la televisión.

—¿Quién le anunció que ya no seguiría con Televisa?
—Uno le echa la pelotita al otro. […] El asunto se vició y ya no quise ir con Emilio Azcárraga para replantear el proyecto, porque definitivamente ya no me interesa una relación que fue un noviazgo de engaño, traición y que se acabó. Como dijo McArthur, pero al revés, no volveré.

—¿La usaron y después la desecharon?
—No, porque en su momento me benefició. Yo tenía digamos, mi saquito de 20 canicas que sabía que a la larga se me iba a multiplicar a 60. Sabía que al momento de renegociar mi saquito iba a crecer en todos los aspectos. Les dije que mi lesión no significaba que estuviera en el ocaso de mi carrera; también comenté que en cuanto me recuperara volvería a retomar el nivel que tenía. Se me criticó y juzgó, pero sé que voy a seguir siendo la misma por mis resultados, no por ellos.

—¿Qué le dijeron sus patrocinadores (Telmex, Banamex y Nike) de que ya no está con Televisa?
—Nada. Saben que su relación conmigo ha sido rentable porque no se limita a la pose y a la foto, sino que conlleva estar en presentaciones, trabajos internos y entrega de reconocimientos de las empresas y actividades como las pláticas motivacionales. El hecho de que ya no aparezca en televisión no me afecta porque sigo vigente en otros medios, en los impresos. Hay momentos en que por mínima que sea la nota, ahí estoy. A pesar de la separación con Televisa, mientras yo esté activa nadie puede borrar lo que ya hice. […]

—¿En qué momento de su carrera se encuentra?
—En el regreso después de dos años en los que la lesión me trajo tambaleando. Tengo el propósito más firme y la ilusión de retomar el nivel que tenía y lo voy a lograr. Vienen eventos trascendentes como el Campeonato Mundial de Atletismo, los Juegos Olímpicos y estamos en tiempo. Se han tomado decisiones por parte de Raúl (Barreda, su entrenador) para terminar la temporada anticipadamente, a fin de empezar cuanto antes los entrenamientos para la siguiente.

—¿Volverá a estar entre los tres primeros lugares?
—Sí. Pero aquí viene la parte en que los medios me dicen: "tú nos acostumbraste a ganar". Pero ¿qué es ganar? ¿Cómo mides el éxito? ¿Cuáles son los parámetros para medir eso? ¿A partir de dónde empieza el éxito? Para mí llegar a la final y quedar en quinto en Sydney fue ganar. En Edmonton gané medalla de bronce y para mí fue un éxito. En 1999, antes de los olímpicos, quedé en cuarto, quinto y fui la primera mujer que lo hacía para México. Por eso los que hacen esos comentarios son una bola de neófitos porque se dicen sabedores y lo único que hacen es escupir para arriba cada vez que abren la boca.

La velocista sonorense lamenta que muchas personas se dejen influir por los medios y consideren que ya está acabada. Sólo los que están dentro del deporte, agrega, saben los que es sobreponerse a una lesión y el dolor del trabajo diario para conseguir triunfos y medallas. Por ello, considera que no son válidas las opiniones de comentaristas de Televisa como Gerardo Liceaga y Toño de Valdés, porque carecen de un conocimiento profundo del deporte.

—¿Qué pasó con sus colaboraciones en los medios impresos? —se le pregunta.
—Tampoco llegué a ningún acuerdo con Récord. Se dio una situación similar a la que hubo con Televisa, pues todos quieren jalar agua para su molino. Banamex compraba la plana completa y pagaba todo. Por ejemplo, el patrocinador daba casi 150 000 dólares y decía: "todas las notas que salgan de Ana las quiero yo", entonces compraba mi columna, la foto, la nota y los del periódico me querían pagar sólo 5%. Les dije que yo era quien traía al cliente, y como no hubo entendimiento decidí suspender la colaboración.

Beatriz Pereyra, "Televisa me traicionó", en Proceso, pp. 87-90.

Los argumentos que utiliza Ana Guevara para convencer al receptor de la voracidad de la empresa con la que firmó el contrato son los siguientes:

Todo empezó con ese argumento. Decían: "Como no ganó la (medalla) de oro en Atenas, no tiene derecho a cobrar lo que está cobrando". Su visión oscila entre la ignorancia y la avaricia.

Siempre que un producto sea rentable va a ser así. […] Ve cuántos Reality Shows hay. Como son rentables se quedan, porque les están generando ganancias. Al principio así fue la relación entre Televisa y Ana Guevara.

El argumento de que como dejé de ganar y de que ya no soy productiva es insostenible. Uno de mis principales patrocinadores no le invirtió cientos, sino millones de pesos, a la campaña después del campeonato del mundo y durante la campaña hacia los Juegos Olímpicos, más todos los agregados […] El mejor capital que ellos tuvieron en sus programas fueron los Juegos Olímpicos, porque el paquete Ana Guevara fue el que se vendió más que todos y estamos hablando de que los que más invirtieron fueron mis patrocinadores.

Como se puede notar el objetivo de esta entrevista es dar a conocer su versión sobre los hechos.

Se pueden observar también las afirmaciones y las preguntas retóricas que hace la entrevistada, el uso de verbos en modo imperativo, esperando que el receptor tome partido. Es relativamente sencillo comprobar que todos estos recursos tienen la finalidad de convencer al receptor de que las declaraciones hechas son verdaderas:

Aparecen, por otra parte, los conectores (palabras marcadas con naranja en el texto) más usados al introducir enunciados argumentativos. Es notorio que algunos se repiten a lo largo de todo el texto, por ejemplo, pero, y, porque: ésta es una característica de la lengua oral, en la que se toleran las repeticiones.

—Tampoco llegué a ningún acuerdo con Récord. Se dio una situación similar a la que hubo con Televisa, pues todos quieren jalar agua para su molino. Banamex compraba la plana completa y pagaba todo. Por ejemplo, el patrocinador daba casi 150 000 dólares y decía: "todas las notas que salgan de Ana las quiero yo", entonces compraba mi columna, la foto, la nota y los del periódico me querían pagar sólo 5%. Les dije que yo era quien traía al cliente, y como no hubo entendimiento decidí suspender la colaboración.

La transcripción de la lengua oral requiere el uso de signos de puntuación (en color café); la periodista marca los turnos de habla del entrevistador y del entrevistado mediante los signos (—) que señalan en un diálogo la intervención de cada interlocutor:

—¿Cómo se siente después del rompimiento con Televisa?
—En un principio me dejó un poco desilusionada porque te venden una historia que no es cierta, pero te das cuenta que así es esto. […]

—¿Esto tiene que ver con el hecho de que usted ya no ha llegado en el primer lugar a sus competencias?
—Todo empezó con ese argumento. Decían: "Como no ganó la [medalla] de oro en Atenas, no tiene derecho a cobrar lo que está cobrando". Su visión oscila entre la ignorancia y la avaricia.

También se usan las comillas, para citar palabras textuales y […] para manifestar que hay un corte en la transcripción.

Otra característica destacable de este tipo de textos es el recurso de las frases hechas y los refranes (resaltados en color verde):

Yo apostaba a capitalizar esa inversión de cuatro años, y pensé que los próximos cuatro años también iban a ser buenos para mí. Pero nada más querían jalar agua para su milpa y que se seque la siembra y que se muera el ganado.



Tareas del entrevistador


Tareas del entrevistado


Inicio de página