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3.2.2 Preescritura

El discurso de Eliú

El discurso de Eliú, de William Blake, 1826.

Las prácticas sociales de la lectura y la escritura son fundamentales para la formación de quienes leen y escriben. Al leer y escribir se deben poner en juego conocimientos diversos, no sólo los relacionados con los usos de la lengua o sus rasgos textuales, sino también con los procesos en la lectura y en la escritura.

Es importante indicar que dichos procesos están llenos de complejidades, sobre todo el de la escritura pues es un proceso recursivo que constantemente va de ida y vuelta hacia la planificación, la textualización y la evaluación. Debido a su recursividad, el proceso de escritura es dinámico: las fases se fusionan, se interrelacionan, cambian de lugar con relativa flexibilidad aunque siempre respondiendo al propósito determinado desde la planificación del escrito. Escribir equivale a sumar diversos procesos intelectuales; el acto de componer equivale a reformular.

En síntesis, la lectura y la escritura son procesos complejos y diferenciados que demandan de quien lee y escribe conocimientos y estrategias diferentes de acuerdo con propósitos distintos. Quien escribe construye un lector al que le adjudica una serie de competencias; un lector capaz de construir el texto, de cooperar en su actualización.


Búsqueda de ideas. Sobre qué se escribe

Al construir un trabajo, una de las prácticas más recurrentes es la búsqueda de ideas; para ello, es recomendable escudriñar información en distintas fuentes, aunque esto implique procedimientos diversos según el tema que se quiera abordar y la fuente a la que se recurra.

Durante la búsqueda de ideas para definir un tema, con frecuencia se recurre a:

Es evidente que para realizar alguno o algunos de los pasos mencionados, antes se debió precisar con toda claridad a qué destinatarios se dirige el texto que se escribirá y con qué propósito. Habrá que recordar que el propósito se relaciona con el tipo de texto y que, en esta ocasión, se aborda la escritura del texto expositivo.

La búsqueda y generación de ideas permite interiorizar un proceso de escritura en el que está ya presente la noción de planificar y hay una especie de preescritura que puede dar sustento a los borradores iniciales.


Guía de preescritura


Conocimientos previos. Rastreo de información en la memoria

Las actividades que se realizan durante el proceso de escritura responden a una necesidad y se desarrollan con la operación de una serie de acciones propias del trabajo de quien escribe. Una de esas operaciones es la de relacionar lo que ya se sabe con un conocimiento recién adquirido y vincular esas relaciones con las transformaciones propias de la actividad, con el movimiento natural del ejercicio de la escritura.

Durante esta fase hay una vinculación que integra la lectura al proceso de escritura y que se relaciona con ciertos pasos que deben formar parte de las acciones naturales para conseguir aprendizajes: se muestra cómo se hace algo (un resumen, una narración, un guión para exponer, etc.), se aprende y se aplica en otro caso.

Se trata de que, de manera permanente, quien lee y escribe consiga activar la información archivada en su memoria y sea capaz de hacer con ella una adaptación de acuerdo con las necesidades específicas del texto que se va a escribir. Pero también sabemos que el lector se inserta en un proceso constante de predicción y de inferencia apoyado no sólo en el texto, sino en sus conocimientos previos.


Situación comunicativa para la escritura del texto expositivo


Identificación del receptor. Para quién se escribe

Determinar para quién se escribe es un requisito central antes de iniciar la actividad de escritura; quien escribe debe pensar en los conocimientos y competencias del otro, debe representarse con precisión la figura del lector al que dirige su texto para tener certeza de que la comunicación realmente se producirá.

Al imaginar al receptor de nuestro texto, se prevé a una persona capaz de cooperar con lo que se le dice, con lo que se escribe.


Propósito de la escritura

Además de relacionar los conocimientos previos con los nuevos y de representarnos claramente la figura del receptor, incluidas sus competencias, es fundamental considerar el propósito de la escritura. En el caso del tema que nos ocupa, se escribirá un texto expositivo de acuerdo con la caracterización de este tipo textual.


Definición del género discursivo más adecuado al propósito, tema y destinatario

Los géneros escritos que más se trabajan durante la vida escolar y fuera de ella, responden a necesidades distintas de aprendizaje; los géneros equivalen a una guía que responde a una práctica determinada. El género es una herramienta comunicativa determinada y producida por la práctica; "es un saber hacer para poder decir lo que esperan que digamos"; los géneros son formas específicas de usar el lenguaje de acuerdo con una situación comunicativa concreta.

En la escritura de textos expositivos, algunos géneros centrales son el resumen, el informe o la monografía.

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