conocimientos fundamentales

| ciencias sociales | economía

Página anterior Página siguiente





5.2.4 Desarrollo económico

En los párrafos anteriores hemos hecho referencia al producto nacional o PIB y a sus componentes, así como a dos variables clave que implican su impulso: la inversión privada y el gasto de gobierno. También se comentó que puede presentarse un crecimiento económico y no verse reflejado en el aumento del nivel de vida de la población. Esto último nos lleva a considerar la diferencia entre crecimiento económico y desarrollo económico.

El desarrollo económico es la capacidad de los países o regiones para crear riqueza, a fin de promover o mantener la prosperidad o bienestar económico y social de sus habitantes, por ello el crecimiento económico no es suficiente, pero sí necesario para el desarrollo.

Al estudio del desarrollo económico se le conoce como economía de desarrollo. El proceso de desarrollo económico supone ajustes legales e institucionales para dar incentivos y fomentar innovaciones e inversiones, con el propósito de crear un eficiente sistema de producción y un sistema de distribución para los bienes y los servicios que se producen.

La economía del desarrollo surgió después de la segunda guerra mundial como una rama de la economía preocupada por el bajo nivel de vida en América Latina, África, Asia y Europa Oriental. Entre otras cosas, estos estudios buscaban explicar, primero, cómo podría lograrse el desarrollo económico y social de la forma más rápida posible; y, posteriormente, comprender por qué el proceso de crecimiento industrial y el desarrollo, en Europa Occidental, Estados Unidos y Japón, no se había extendido a otras naciones o regiones, ya que se creía que sucedería naturalmente.

Desde que comenzó a utilizarse el término desarrollo se hicieron notar dos corrientes de pensamiento principales: las que podrían ser llamadas revolucionarias, junto con los modelos cepalino o desarrollista, inspiradas por percepciones marxistas, como la teoría de la dependencia; y las corrientes conocidas como de ingeniería económica o de economía tradicional, ubicadas en los límites conceptuales de las universidades occidentales desarrolladas.

Las primeras aproximaciones de la economía tradicional a una teoría de la economía del desarrollo asumieron que las economías de los países menos desarrollados —LDC (por sus siglas en inglés Low Development Countries)— eran tan diferentes a las de los países desarrollados, que la economía básica no podía explicar su comportamiento. Tales aproximaciones produjeron algunos modelos interesantes y hasta elegantes, pero fallaron en explicar la realidad del nulo crecimiento, el crecimiento lento o el retroceso encontrado en las LDC.

Paulatinamente, el foco intelectual se fijó en el estudio de las funciones básicas de la economía, que se encontraban también en las LDC. Esto limpió el área de estudio de visiones que a veces bordeaban en el racismo o etnocentrismo, permitiendo, en cambio, la creación de modelos más efectivos. La economía tradicional, sin embargo, todavía no podía reconciliar el modelo de crecimiento débil y fracasado.

Mientras tanto, las aproximaciones revolucionarias fueron avanzando y lograron ofrecer un marco explicativo del atraso o falla en el desarrollo. No obstante, adolecían de un programa eficiente de acción, dado que a pesar de su consistencia teórica y metodológica, al ponerse en práctica no lograron los niveles de desarrollo que se esperaban. Todo parece indicar que el problema principal para estas aproximaciones fue político, pues sus propuestas no eran generalmente aceptadas en los países desarrollados por estar asociadas con políticas anticapitalistas.


La educación como motor del desarrollo nacional

Existen distintos enfoques para abordar esta importante temática. A continuación presentamos sólo algunos, para tener un panorama del papel de la educación en el desarrollo económico y social.

Según Tabares (2002), la educación es una práctica que tiene dos efectos: la capacitación y la formación. En primer lugar, se trata de una práctica porque es una labor que realizan agentes especializados (educadores) sobre una materia prima (alumnos) con instrumentos adecuados. Los educadores realizan la práctica educativa con el fin de que los sujetos de la educación, generalmente niños y adolescentes, sean transformados en sujetos adaptados a una determinada sociedad.

Considerando el primer efecto, la capacitación se entiende como la adquisición de conceptos, procedimientos e informaciones que realiza un alumno para lograr un desempeño en una actividad determinada. Según Sarmiento (1914), este efecto de la educación se denomina instrucción. La instrucción sirve para desarrollar la inteligencia individual, transmitir conocimientos y formar la razón. En cambio, la formación implica la adquisición de actitudes, normas, valores, así como un código ético y moral.

Se podría decir también que la educación es un proceso que realiza la síntesis de la enseñanza y el aprendizaje, en donde la enseñanza es la acción del agente educador sobre los educandos, que puede ser programada o no, y que tiende a transformar al alumno a partir de la capacitación. El aprendizaje es el resultado del trabajo que realiza el sujeto para adquirir lo que se le transmite.

¿Qué efectos produce la práctica educativa? El principal es que el alumno se transforme, se integre a la estructura social y ocupe un lugar en la producción económica. Esto último merece una explicación más detallada. La problemática educativa recuperó un lugar importante en los debates de diversos sectores sociales, durante los últimos años. El desarrollo científico y tecnológico, los cambios producidos en los procesos económicos y financieros, y la aparición de nuevos problemas sociales y culturales obligaron a pensar en el proceso educativo.

Según el enfoque que intenta acercar la educación a la economía, pueden señalarse opiniones que apuntan a rejerarquizar los perfiles de formación de los sujetos en un intento de crear mejores disposiciones para participar de la actividad productiva. De acuerdo con la Comisión Scans (1992), el mejoramiento de la calidad de la educación, que atienda a la formación de competencias prácticas, incidirá en la disminución del abandono escolar. Con ello, los estudiantes podrán competir exitosamente en el campo laboral y, como resultado indirecto, los productos y servicios competirán con éxito en los mercados internacionales. En cambio, la UIA señala que los cambios significativos que se están produciendo en el contexto del mercado de productos-tecnología-mercado de trabajo exigen una nueva formación que atienda a la capacidad de gestión, de aprendizaje y del trabajo grupal.

Tales posiciones sostienen una relación necesaria entre los cambios tecnológicos y la organización del trabajo; entre la complejización y transformación de los procesos productivos, y las condiciones de empleo y calificación de los recursos humanos. Al respecto cabría preguntarse, por una parte, cómo se manifiestan los procesos de transformación productiva en contextos de estructuras productivas diversas y, por otra, si la modificación en el perfil de formación de los recursos humanos desde la perspectiva señalada, generaría mejores condiciones de trabajo para el conjunto de la población.

La cuestión de la necesidad de redefinir los lineamientos educativos es impulsada por muchos organismos no gubernamentales, como la CEPAL y la UNESCO que, en un intento por construir una visión más integradora, proponen articular el desafío de la ciudadanía en el plano interno y el desafío de la competitividad, en el plano externo.

En consecuencia, se señala la necesidad de impulsar la transformación de la educación, aumentar el potencial científico-tecnológico de cada región con miras a la formación de una ciudadanía moderna, vinculada tanto a la democracia y la equidad como a la competitividad internacional. Los conceptos precedentes ponen de relieve algunas ideas que deben estar presentes en todo debate educativo. La definición de políticas educativas debe hacerse tomando en cuenta las tensiones existentes: entre el actor económico y el actor social, entre la adaptación a los desafíos del contexto internacional (revolución científico-tecnológica y globalización de los mercados) y la realidad de contextos socioeconómicos muy diversos. Los efectos de estas tensiones se manifiestan en el aumento de la pobreza y la marginalidad.

La práctica educativa sirve para que los egresados del sistema educativo tengan el perfil que la vida en sociedad y el progreso requieren. Hoy, en cualquier lugar de trabajo existen requisitos que son necesarios para un desempeño adecuado.

Un texto publicado por la CEPAL-UNESCO (1992), Educación y conocimiento: eje de la transformación productiva con equidad, afirma que para garantizar un desempeño eficaz en un contexto de creciente equidad, el sistema de formación de recursos humanos debe estar compuesto por establecimientos que sean efectivos en el logro de sus objetivos primarios. Esta estrategia sólo puede ser aplicada mediante la participación activa de un Estado que compense los puntos de partida heterogéneos, equipare oportunidades, otorgue subvenciones a los que las necesitan, y refuerce las capacidades educativas en las regiones más atrasadas y apartadas, entre otras medidas.


Inicio de página