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5.1 CONCEPTOS BÁSICOS

Cúpula de la Iglesia de San Carlos

Fresco de la cúpula de la iglesia de San Carlos (detalle), Viena, circa 1736.

Para empezar, vale la pena preguntarse por el significado que tiene el término economía. Éste procede del griego οικος (casa, en el sentido de patrimonio) y νέμεωιν (administrar), que significa administrar una casa o familia. A lo largo del tiempo el concepto ha evolucionado para hacer referencia al proceso de la producción, la distribución, el cambio y el consumo de bienes y servicios en un sistema económico determinado, entendidos éstos como medios de satisfacción de necesidades humanas, individuales y colectivas de la sociedad.

La economía se encuentra estrechamente vinculada con otras ciencias sociales como la psicología y la filosofía, que intentan explicar las causas y razón del ser; también se vincula con la sociología, que interpreta el comportamiento humano en un contexto social; con la historia, que analiza los cambios en el tiempo, y con la ciencia política, que explica las relaciones de poder que intervienen en los procesos económicos.

En la mayoría de las escuelas donde se imparte la economía, ésta se divide en dos grandes campos de estudio: la microeconomía y la macroeconomía. La primera estudia el comportamiento individual de los personajes económicos, principalmente la composición económica de las empresas y su relación con los proveedores, los distribuidores y los consumidores; explica cómo se determinan las diversas variables, como los precios de los bienes y servicios, el nivel de salarios, las utilidades y las variaciones de los ingresos. Los agentes económicos (empresarios, familias, gobierno, trabajadores y consumidores) toman decisiones para obtener la máxima satisfacción posible y, de esta manera, maximizan su utilidad. Por su parte, la macroeconomía analiza las variables nacionales o internacionales agregadas, como el producto interno bruto, el desempleo, la balanza de pagos, la tasa de inflación y los salarios; comprende los problemas relativos al nivel de empleo y al índice de producción o ingreso de un país.

En el ámbito económico empresarial y nacional intervienen diversas instituciones económicas y políticas. En el caso de México, las más importantes son las secretarías de Estado (Hacienda y Crédito Público; Economía; Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, entre otras), los gobiernos de los estados y municipios, las instituciones financieras (Banco de México; la banca comercial, que ha tenido enormes cambios y en la actualidad es esencialmente de capital extranjero, como los bancos HSBC, BBVA Bancomer, Banamex y Santander), los organismos reguladores (SHCP), las Comisiones Nacionales Bancaria y de Valores (CNBV), de Seguros y Fianzas (CNSF), para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef, institución pública que depende de la SHCP y que realiza acciones preventivas para orientar, informar y promover la educación financiera, y efectúa acciones correctivas a fin de atender y resolver las quejas y reclamaciones de los usuarios de servicios y productos financieros), entre otros organismos.

Con estos elementos se puede redimensionar la economía, ya que ésta opera no sólo en los espacios empresarial y nacional, sino también en la esfera internacional. Ahí tienen lugar importantes medidas efectuadas por diversas instituciones como el Banco Mundial, para la promoción del desarrollo; el Fondo Monetario Internacional, que contribuye al buen funcionamiento de la economía mundial; el Banco Interamericano de Desarrollo, encargado de financiar proyectos viables de desarrollo económico, social e institucional, y promover la integración comercial regional en el área de América Latina y el Caribe; el Banco Internacional de Pagos, organización internacional que fomenta la cooperación financiera y monetaria, y que es también el banco de los bancos centrales; u organizaciones económicas de gran importancia como la Comunidad Europea, que integra el mercado común europeo; el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC); la Organización Mundial de Comercio (OMC), foro de discusión ante el cual los países acuden para resolver sus diferencias en materias comerciales; y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que es un acuerdo económico y comercial que firmaron Estados Unidos de América, Canadá y México en 1994 para apoyar el desarrollo de cada una de sus economías.

Con los ejemplos anteriores se evidencia que tenemos niveles nacionales e internacionales de funcionamiento de lo económico. Sin embargo, es preciso señalar que la economía funciona fundamentalmente por medio de tres sectores de la producción: el primario o agropecuario, el secundario o industrial y el terciario o de servicios. En algunos estudios recientes se ha incorporado un cuarto sector, el de los productos y bienes sustentables, es decir, todos aquellos agentes económicos que producen u ofrecen un servicio, pero tienen incorporados factores para preservar y cuidar el medio ambiente con recursos sustentables.

Los sectores agrícola (origen vegetal), ganadero (origen animal), pesquero (del mar), minero (de las minas), forestal (del bosque) y, en general, la flora y la fauna, se encuentran incorporados en el sector primario porque obtienen sus productos directamente de la naturaleza. El sector secundario es el que transforma las materias primas en productos terminados o semielaborados; agrupa los subsectores industrial, energético, de la construcción y minero (se considera también parte del sector secundario porque a partir de la minería se pueden crear distintos productos). El terciario o de servicios, que no produce bienes, se compone de los subsectores transportes, comunicaciones, comercial, turismo, salud, educativo, financiero y administrativo.

La clasificación por sectores y subsectores es importante porque permite observar la manera en que se integran y participan las distintas actividades económicas y su evolución al momento de efectuar los estudios económicos que documentan su desarrollo a lo largo del tiempo.

Un rasgo distintivo de la economía es que opera en distintos mercados o espacios específicos para la compra-venta de un producto en una región o país, e incluso a nivel internacional. Cuando se hace referencia al mercado es porque existen productores o fabricantes de alimentos, casas, autos, ropa o zapatos, etcétera, y compradores de éstos; los primeros constituyen la oferta y los segundos la demanda. Todos ellos confluyen en esos espacios y fijan sus operaciones a un precio determinado; evidentemente, mientras más alto sea el precio del producto los fabricantes estarán más interesados en vender más productos, pero, en cambio, los demandantes se encontrarán menos dispuestos a comprarlos por su alto precio. Así se define la oferta y la demanda. Estos términos se refieren a la conducta de las personas cuando se relacionan en el mercado, entendiendo por éste al grupo de compradores y vendedores de un bien o servicio. Desde el punto de vista de los compradores, éstos determinan la cantidad del bien que quieren adquirir con base en la cantidad de dinero que poseen y el precio que desean pagar en ese momento; a esto se le conoce con el término demanda. Por su parte, la cantidad ofrecida que los vendedores quieren y pueden vender a un determinado precio se le conoce como oferta.

Todos los días aparecen noticias periodísticas que hacen referencia a otro concepto económico: el de empleo, asociado con el de trabajo y las relaciones sociales que este último genera. En la historia de la humanidad podemos encontrar diversos sistemas de producción, como el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo, el socialismo y otros complejos sistemas que han existido en diversos lugares y tiempos donde la utilización de la fuerza de trabajo ha tenido modalidades diversas. Durante miles de años, la forma dominante de relación de las personas con el trabajo fue la esclavitud; una relación de propiedad donde el trabajador era considerado una cosa (un esclavo) propiedad de una persona (el amo). El propietario, como dueño de la cosa, tiene el derecho de usarla y venderla a voluntad; además, puede apropiarse de los frutos del trabajo que realiza la cosa. En un régimen de esclavitud no hay mercado de trabajo, sino mercado de personas o trata de personas. A partir del siglo XIX, la esclavitud comenzaría a dejar de ser la forma dominante de trabajo, proceso que empezó junto con el desarrollo del sindicalismo y la democracia. Sin embargo, contra lo que suele pensarse, la esclavitud no ha desaparecido y permanece aún bajo antiguas y nuevas formas de trabajo forzoso en amplios sectores del mundo, incluso en los países más desarrollados.

Actualmente, el modo dominante de trabajo en el sistema capitalista es el asalariado o trabajo en relación de dependencia; también se le conoce como trabajo por cuenta ajena y es legalmente conocido como trabajo formal. El trabajador (empleado) es reconocido en su condición de persona, al igual que aquel que va a utilizar su trabajo (empleador). La relación entre ellos se concreta por medio de un contrato de trabajo en el que se establece el precio y las condiciones en que será prestado ese trabajo. El precio del trabajo se denomina salario o remuneración, y suele pagarse diariamente (jornal), quincenalmente (quincena) o mensualmente (sueldo). El ámbito en el que se ofrece, se demanda y se concretan los contratos se llama mercado de trabajo.

En una empresa u organización encargada de administrar recursos humanos (trabajo) y materiales (capital) con el fin de producir un valor agregado, el empleador contrata a uno o más trabajadores para utilizar su trabajo en una actividad productiva organizada, generalmente con la intención de obtener una ganancia.

Paralelamente al trabajo asalariado existe un amplio abanico de formas de trabajo con diferentes estatutos jurídicos. Por ejemplo, el trabajo por cuenta propia, denominado también autoempleo, en el que el propio trabajador dirige y organiza su actividad. El trabajo por cuenta propia puede adoptar dos formas básicas: el autoempleo individual o trabajo autónomo, que se regula habitualmente por el derecho civil bajo la forma de contrato de locación de servicios (profesiones liberales, oficios autónomos); y el autoempleo colectivo, en el que el trabajador se desempeña como miembro pleno en la toma de decisiones de una organización (cooperativa de producción o trabajo, sociedad laboral, entre otros).

Existe además el trabajo informal, también llamado trabajo no registrado o sin contrato. Se caracteriza por constituir la relación laboral sin cumplir las formalidades legales. Conforma relaciones laborales en las que habitualmente el trabajador se encuentra totalmente desprotegido frente al empleador, en una posición de máxima debilidad y mínima (o nula) capacidad de negociación, que lo ubican cerca de la esclavitud. Este tipo de trabajo ha crecido notablemente en los últimos años. Actualmente, muchas grandes empresas utilizan un sistema de recursos humanos que combina la manutención de un pequeño grupo asalariado formalmente empleado por la empresa, con un amplio grupo de trabajadores desempeñándose en empresas tercerizadas (outsourcing), muchas veces en condiciones de informalidad, sin protección laboral y contratadas bajo el régimen de honorarios.

Dentro del trabajo informal se encuentra el de simple supervivencia por cuenta propia. Este tipo de trabajo no debe confundirse con el anterior, aunque muchas veces en la realidad las fronteras son difusas. Se caracteriza por ser un trabajo de muy baja productividad, realizado por cuenta propia y fuera de toda formalidad legal; como en el caso de los limpiavidrios en los semáforos, los recolectores informales de basura o los vendedores callejeros, entre otros.

Desde una perspectiva de género, el trabajo del hogar es un término que merece especial atención. La mujer ha realizado este trabajo desde hace siglos, y éste básicamente aún carece de todo encuadre jurídico. Las organizaciones de mujeres cuestionan enérgicamente esta marginación y exigen que la actividad del hogar, educación y cuidado de los niños se considere un trabajo protegido y valorado adecuadamente.

Por su parte, el trabajo sexual se encuentra vinculado con el tipo de trabajo anterior, no sólo por la perspectiva de género, sino también por la falta de protección jurídica que comparten. Las organizaciones de mujeres han reclamado en forma creciente reconocer y proteger al trabajo sexual en igualdad de condiciones con los demás tipos de trabajo.

Otra forma de trabajo informal es la desempeñada por el becario de investigación, es decir, el trabajo agrupado bajo la forma jurídica en la que el trabajador procedente de estudios universitarios mantiene una actividad investigadora. Es una figura derivada de la beca de estudios, mediante la cual se remunera el trabajo realizado, pero el becario permanece fuera del estatuto de los trabajadores, careciendo de gran parte de los beneficios sociales. En ocasiones se pretende utilizar como una forma legal de contratación de jóvenes trabajadores disminuyendo los costos salariales derivados del alta en la seguridad social.

Anteriormente se señaló que el trabajo remunerado implica el pago de una contraprestación conocida como salario. El salario o remuneración salarial es el pago que recibe de forma periódica un trabajador a cambio del trabajo para el que fue contratado. El empleado recibe un salario a cambio de poner su fuerza de trabajo a disposición del jefe, siendo éstas las obligaciones principales de su relación contractual. El salario es el elemento monetario principal en la negociación de un contrato de trabajo y constituye la contraprestación en la relación bilateral; aunque en algunas ocasiones se tienen también en cuenta otras condiciones laborales como vacaciones, participación de utilidades, seguros, primas anuales, entre otras.

Todas las personas que tienen un empleo y son contratadas por un organismo o empresa perciben un salario que es, principalmente, una contraprestación en dinero. Cuando los pagos son efectuados en forma diaria, el salario recibe el nombre de jornal (de jornada); si es antes de las doce horas será jornal matinal; si es por la tarde, vespertino; y si se realiza en la noche, nocturno.

Desde sus primeros años de existencia, la atención de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha estado puesta en el nivel de los salarios y ha luchado constantemente por establecer normas que garanticen y protejan el derecho de los trabajadores a percibir un salario justo. Según la Constitución de la OIT del año 1919, la garantía a un salario vital adecuado es uno de los objetivos cuya consecución es urgente.

Para los trabajadores, los salarios representan algo muy diferente que para los empleadores. Para los segundos, además de ser un elemento del costo de producción, es un medio que permite motivar a los trabajadores; en cambio, para los trabajadores representa el nivel de vida que pueden tener, un incentivo para adquirir calificaciones y, por último, una fuente de satisfacción frente al trabajo realizado. La negociación colectiva en la empresa o en el sector, y un diálogo social tripartito (autoridades, empleadores y trabajadores) en el plano nacional son algunas de las vías para determinar el nivel de los salarios y resolver conflictos potenciales. Karl Marx establecía que el trabajo asalariado es el medio por el cual el trabajador ofrece su fuerza de trabajo para la extracción de valor excedente y, por ende, para la generación del plusvalor.

Otro elemento importante a analizar en el terreno de la economía y que resulta de enorme interés, además del trabajo y el empleo, es la inflación. La gran mayoría de los estudios y estadísticas sobre la inflación se centran en uno de estos dos puntos de vista: los que la sitúan como un fenómeno económico, o los que la consideran como un indicador.

En términos generales, la inflación es un complejo fenómeno económico resultante de problemas estructurales de la economía que derivan de la manera en que se produce algún bien o se otorga algún servicio, de la forma como se utilizan los insumos o del empleo de técnicas de producción obsoletas; incluso, la inflación puede influir en un endeudamiento elevado de la empresa o unidad productiva. Estos problemas hacen que la unidad económica generadora de bienes y servicios sea improductiva y opere con elevados costos que se trasladan a los precios de los productos, encareciéndolos y haciéndolos poco competitivos.

Conceptualmente la inflación hace referencia a una tasa, conocida como la tasa de inflación; es decir, la tasa de modificación del nivel de precios, que se mide generalmente como un cambio porcentual anual. Específicamente en economía, la inflación es el aumento sostenido y generalizado del nivel de precios de los bienes y servicios, medido en relación con el poder adquisitivo. Se define también como la caída en el valor de mercado, o en el poder adquisitivo de una moneda en una economía en particular.

Junto con el empleo y la inflación se presentan algunos importantes componentes monetarios de la economía, como son el dinero, el crédito y el financiamiento, la tasa de interés y el tipo de cambio.

Los economistas emplean la palabra dinero para referirse al conjunto de activos de la economía (dinero en efectivo, cheques y tarjetas de crédito) que normalmente utilizan los individuos para comprar bienes y servicios. Para los economistas estudiosos del dinero, como los clásicos (Adam Smith y David Ricardo) o keynesianos y poskeynesianos, se puede decir que el dinero desempeña tres funciones: es un medio de cambio, es decir, es un bien que entregan los compradores a los vendedores cuando compran bienes y servicios; es una unidad de cuenta, o el patrón que utilizan los individuos para marcar los precios y registrar las deudas, y es un depósito o reserva de valor, también conocido como el artículo que puede utilizarse para transferir poder adquisitivo del presente al futuro.

En las economías modernas, el dinero se expresa en un activo conocido como efectivo, es decir, los billetes y las monedas que están en manos del público. Además, es el medio de cambio más aceptado en una economía. En otro nivel funcionan las tarjetas de crédito; éstas son un método de pago diferido, donde el banco que emite la tarjeta paga lo que se consume y más tarde se tiene que devolver la deuda a la institución crediticia (quizá con intereses) cuando llegue el momento de pagar.

Además del dinero, todos los agentes económicos utilizan los medios crediticios como formas de financiamiento, fundamentalmente cuando se requiere adquirir un bien de consumo perecedero en el corto plazo, o cuando se adquiere un bien inmobiliario o se invierte en proyectos de inversión de largo plazo para poner en funcionamiento una empresa.

El crédito significa, entre otras cosas, credere, confiar o tener confianza. Se considerará crédito al derecho que tiene una persona (acreedora) a recibir de otra (deudora) una cantidad de dinero; en general es el cambio de una riqueza presente por una futura basado en la confianza y solvencia que se concede al deudor. Según algunos economistas, el crédito es una especie de cambio que actúa en el tiempo. Así, si un molinero vende 100 sacos de trigo a un panadero a 90 días de plazo, esto significa que confía en que, llegada la fecha, el panadero le cancelará la deuda; en este caso se dice que la deuda ha sido a crédito o a plazo. El crédito permite financiar las compras de bienes y servicios para disfrutarlos en el momento y pagarlos paulatinamente en el tiempo.

Para tener acceso al crédito se puede recurrir a las tarjetas de crédito asociadas a una línea de crédito definida por el emisor de ésta (banco), que hace posible financiar las compras de bienes y pagos de servicios, y otras operaciones, como dinero adelantado. Estas tarjetas son emitidas por bancos o instituciones financieras autorizadas por el Banco Central, en el caso de nuestro país por el Banco de México.

La población tiene acceso al crédito con diversos propósitos, lo que a su vez le otorga a este último distintas particularidades. Como ocurre con el crédito tradicional que es un préstamo que contempla un cierto capital y un número de cuotas a convenir, habitualmente estas cuotas incluyen seguros ante cualquier siniestro involuntario. El crédito de consumo, préstamo a corto o mediano plazo (de 1 a 4 años) que sirve para adquirir bienes o cubrir el pago de servicios. El crédito comercial, préstamo que se realiza a empresas de distinto tamaño para la adquisición de bienes, pago de servicios de la empresa o para refinanciar deudas con otras instituciones y proveedores de corto plazo. El crédito hipotecario que es dinero que entrega el banco o institución financiera para adquirir una propiedad ya construida, un terreno, la creación de viviendas, oficinas y otros bienes raíces, con la garantía de la hipoteca sobre el bien adquirido o construido. Normalmente este tipo de crédito se pacta para ser pagado en el mediano o largo plazo (de 8 a 40 años, aunque lo habitual son 15 años). El crédito consolidado es un préstamo que añade todos los otros préstamos en curso en un único y nuevo crédito, al reunificar todos los préstamos permite bajar la tasa de interés de los créditos a corto plazo y pagar menores montos al mes.

En el mundo moderno es imposible hacer referencia al crédito sin considerar el uso de las tarjetas de crédito. El acreditado puede tener diferentes formas para pagar el uso de su línea de crédito; normalmente será en cuotas o en la modalidad conocida como revolving, mediante la cual se puede realizar un pago menor al total facturado en el periodo, llamado pago mínimo. El saldo, que es la diferencia entre lo facturado y lo pagado, genera una nueva deuda (revolving) a la que se le aplica la tasa de interés vigente para el periodo y se adiciona al saldo de deuda de esta modalidad, correspondiente a los periodos anteriores, si existiesen. Esta deuda puede ser pagada (amortizada) por el cliente de manera diferida (paulatinamente) en el tiempo.

Por lo general, cuando una persona se acerca a una institución financiera a solicitar un financiamiento y la institución bancaria lo otorga, dicha persona se compromete, desde ese momento y mediante un contrato, a pagar el capital (monto prestado) más los intereses. Los gastos de tramitación del crédito corren a cargo del solicitante e incluyen impuestos, gastos notariales (necesarios para perfeccionar el contrato del préstamo), gastos para bienes recibidos en garantía (como tasaciones, escrituras de constitución de garantías, inscripciones o registros) y pago de primas de seguro por cesantía, incapacidad o accidente.

La tasa de interés se encuentra directamente asociada al crédito como un monto en dinero que corresponde a un porcentaje del crédito aprobado. Este dinero debe ser pagado al emisor en retribución por el préstamo recibido. Regularmente, la tasa de interés se expresa como un porcentaje de una renta al año. Por ejemplo, un préstamo de 2 000 pesos a pagar en un año, a una tasa de interés de 3% anual, implica pagar el monto principal (el importe del préstamo) más los intereses generados, de 60 pesos; por lo que, al cabo del año se deben reembolsar 2 060 pesos.

La economía moderna es compleja e implica la existencia de diversas tasas de interés como formas de financiamiento de los distintos agentes económicos: tasas hipotecarias, tasas de préstamo para la adquisición de automóviles, y tasas de interés sobre diversos instrumentos financieros, como los bonos. Estos últimos son instrumentos de endeudamiento que deben pagarse de forma periódica durante un tiempo específico; también se les conoce como un instrumento de deuda a corto o a largo plazos. Para algunos estudiosos de los mercados financieros la palabra bono se usa sólo para describir los instrumentos de endeudamiento específicos a largo plazo, como los bonos corporativos (empresariales) o los bonos de la tesorería (Cetes, a los que se alude en las noticias financieras).

En términos generales, la tasa de interés (expresada en porcentajes) representa un balance entre el riesgo y la posible ganancia (oportunidad) de la utilización de una suma de dinero en una situación y tiempo determinado. En este sentido, la tasa de interés es el precio del dinero, el cual se debe pagar/cobrar por tomarlo prestado/cederlo en una situación determinada. Por ejemplo, si las tasas de interés fueran las mismas tanto para depósitos en bonos del Estado, como en cuentas bancarias a largo plazo e inversiones en un nuevo tipo de industria, nadie invertiría en acciones o depositaría su dinero en un banco.

Desde el punto de vista del Estado, una tasa de interés alta incentiva el ahorro y una tasa de interés baja promueve el consumo (y la inversión). En cambio, desde el punto de vista del empresario, una tasa de interés alta disminuirá la inversión y una baja la estimularía, porque el empresario tendrá la expectativa de obtener más ganancias productivas que lo que le otorgue el banco o los instrumentos financieros.

En cualquier sucursal de una institución bancaria, como HSBC, BBV Bancomer o Banco Santander se manejan cinco tasas de interés que a continuación explicamos de manera sencilla para su mejor comprensión. En primer lugar, la tasa de interés activa es el porcentaje que esas instituciones cobran por los diferentes tipos de servicios de crédito a los usuarios de los mismos; es activa porque implica la captación de recursos a favor de la banca. Por su parte, la tasa de interés pasiva corresponde al porcentaje que paga una institución bancaria a quien deposita dinero mediante cualquiera de los instrumentos existentes y son pasivas porque para el banco son recursos a favor de quien deposita.

La tasa de interés preferencial es el porcentaje, inferior al normal, es decir, al costo de fondeo establecido de acuerdo con las políticas del gobierno; se cobra por los préstamos destinados a actividades específicas que promueve el gobierno o una institución financiera. Como ejemplos de esta tasa de interés se pueden citar el crédito regional selectivo, el crédito a pequeños comerciantes, a ejidatarios, a nuevos clientes, y a miembros de alguna sociedad o asociación, entre otros.

La tasa de interés también puede ser calculada para deducir su efecto inflacionario y se le conoce como tasa de interés real que es el porcentaje que resulta de deducirle a la tasa de interés general vigente la tasa de inflación. La fórmula aplicable para identificar la tasa de interés real (r) es la siguiente:

r = tasa efectiva de la operación financiera – tasa de inflación del periodo /
(1 + la tasa de inflación)

Por último, cuando el país asume una deuda externa con algún organismo gubernamental externo o financiero internacional, el financiamiento se otorga a la tasa de interés externa tomando como referencia algún indicador de los mercados o instrumentos financieros como la tasa libor que es la establecida para el pago de los bonos emitidos por el gobierno federal estadunidense.

Uno de los problemas más serios al que se enfrentan los países y sus ciudadanos es el de la insolvencia en el pago de los financiamientos. En México, uno de los problemas centrales se presentó cuando las instituciones bancarias privadas otorgaron créditos hipotecarios y créditos al consumo a tasas variables (referenciadas con la inflación) lo que implicó que ante subidas fuertes de los precios de las mercancías, la carga de la deuda se reincrementara de manera importante, mientras los sueldos y salarios de las personas no se movían en el mismo sentido de esos incrementos; esto llevó a la suspensión de pagos de gran número de deudores.

Una alternativa a este cese de pagos es contratar los créditos a tasa fija; esto significa que el crédito mantendrá su porcentaje a lo largo del periodo del préstamo. Esta modalidad ofrece la seguridad de saber que el interés nunca cambiará; las cuotas son pactadas de antemano y son inamovibles sin importar lo que ocurra.

Las tasas de inflación y de interés se encuentran directamente relacionadas con el tipo de cambio. Para observar la manera como opera el tipo de cambio es necesario considerar otro elemento: la devaluación, que se refiere a la caída en el valor de la moneda de un país en relación con otra moneda cotizada en los mercados financieros internacionales, como el peso frente al dólar estadunidense, el euro o el yen. Vale la pena preguntarse: ¿por qué disminuye el valor de la moneda? La respuesta es porque un país tiene una mayor inflación que otro.

Si en un país el costo de los productos sube, la capacidad adquisitiva de esa moneda disminuye porque se pueden comprar menos bienes y, viceversa, si la inflación disminuye, por ejemplo, por el aumento de la productividad que baja el costo de los productos, el dinero podrá comprar más de esos bienes. Entre dos países sucede lo mismo: si en México la inflación es mayor, depreciará el peso y revaluará el dólar y si la inflación se contiene o disminuye con respecto a la inflación estadunidense (que no ha sido el caso), podría aumentar la capacidad del peso frente al dólar. De esta manera, la tasa de cambio expresa el valor de una divisa o moneda extranjera en unidades de moneda nacional. Al igual que las tasas de interés, existen dos tipos de cambios: el real y el nominal. La tasa de cambio real se define como la relación en la que una persona puede intercambiar los bienes y servicios de un país por los de otro; y la tasa de cambio nominal, por su parte, es la relación en la que una persona puede intercambiar la moneda del país por la de otro. Esta última es la referencia más frecuente para las transacciones en los mercados de cambios (divisas).

Al hacer alusión a los tipos de cambio, también es necesario considerar el significado que tiene el sistema de reglas que define el comportamiento del Banco Central en el mercado de divisas. En el caso de México han operado dos sistemas opuestos de tasas de cambio: el tipo de cambio fijo, determinado rígidamente por el Banco Central, y el tipo de cambio flexible o flotante, definido por el juego de la oferta y la demanda. En un sistema de tipo de cambio fijo, el Banco Central no determina realmente la oferta monetaria, del mismo modo que en una economía cerrada o cuando se opera bajo un sistema de tipo de cambio flexible. En un régimen de tipo de cambio fijo la variación de la oferta monetaria es endógena, es decir, corresponde a las compras y ventas de moneda extranjera que realiza el Banco Central para cumplir con su compromiso de mantener fijo el tipo de cambio.

En los mercados financieros se manejan varios tipos de cambio de acuerdo con su uso: tipo de cambio spot, que se refiere al tipo de cambio corriente, es decir, se aplica en transacciones realizadas al contado; y el tipo de cambio futuro (forward), que indica el precio de la divisa en operaciones realizadas en el presente, pero cuya fecha de liquidación es en el futuro, por ejemplo, dentro de 180 días.

Miembros de la Escuela Monetarista de la Universidad de Salamanca, en el siglo XVI, definieron el tipo de cambio como la paridad del poder adquisitivo (PPA). La paridad del poder adquisitivo es una de las medidas más adecuadas para comparar los niveles de vida, con ventajas sobre el PIB per cápita, puesto que toma en cuenta las variaciones de precios. Este indicador elimina la ilusión monetaria ligada a la variación de los tipos de cambio, de tal manera que una apreciación o depreciación de una moneda no cambiará la paridad del poder adquisitivo de un país, puesto que sus habitantes reciben sus salarios y hacen sus compras en la misma moneda.


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