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4.1.1 Fines asociados a la cultura

Los objetos artísticos se cuentan entre los productos humanos más apreciados. En ellos se encuentra un testimonio del pasado, la impronta de seres humanos concretos, una síntesis de las ideas existentes en un momento y espacio dados, así como la proyección del ser humano en su totalidad. También manifiestan un estado del ser humano, acrisolan los imaginarios y certezas de una comunidad y constituyen una exploración de los distintos aspectos de nuestro quehacer y existencia.

Se comprende, pues, que se atribuya al arte la finalidad de humanizar al ser humano. Es decir, se propone que los contenidos depositados en las obras artísticas, así como las formas que los hacen transmisibles tienen como propósito incorporar al hombre en el seno de nuestra cultura. Asignar al arte la finalidad de humanizar significa entenderlo como un elemento imprescindible para las personas. Desde esta perspectiva se concluye que si alguien no entra en contacto con las artes no alcanzará un desarrollo pleno.

Dentro de esta finalidad se concibe a las artes como portadoras de elementos relevantes para nuestra constitución como personas, inasequibles por cualquier otro medio. A diferencia de los enfoques que ubican al arte en el marco de lo suntuario, lo excéntrico o lo prescindible, esta visión entiende los objetos artísticos como un producto trascendente.

Así, la experiencia de la arquitectura, la música, la danza, el cine, las artes visuales, el teatro y la literatura —sea que se tome parte como espectadores, copartícipes o creadores— se considera definitiva en el proceso de humanización. El argumento es éste: ¿cómo hacer propio el concepto de espacio sagrado sin recorrer, por ejemplo, la catedral de Saint Michel en Bruselas?, ¿cómo contar con una descripción sonora de la naturaleza si no es escuchando la sinfonía Pastoral de Beethoven?, ¿cómo es posible reconocerse en la unidad cuerpo- mente sin integrarlos mediante la danza? o, para terminar, ¿cómo se puede vivenciar los extremos del sentimiento humano si no es acompañando a los protagonistas del cine?

Si bien atribuir al arte la finalidad de humanizar implica diferenciarlo de otras actividades humanas, como la filosofía y la ciencia, no conlleva la idea de privilegiarlo sobre éstas. Al decir que las artes humanizan al individuo no se propone que otras actividades lo deshumanicen, sólo se pone en primer plano el aporte particular, distintivo que hace el arte según esta perspectiva.

El carácter sustancialmente reflexivo de la filosofía, que se vierte en proposiciones verbales, o el carácter indagatorio y concluyente de la ciencia, que arroja explicaciones o comprensiones de la realidad, difieren de la densidad emocional que caracteriza al arte. Es en este sentido que los objetos artísticos confrontan al ser humano con los otros y consigo mismo, llevándolo al mejor conocimiento de quién es. Detrás de la idea de humanizar se encuentran las de sensibilizar, subjetivar y reconfigurar. Así, el arte humaniza al ser humano porque los objetos artísticos constituyen referentes colectivos que, al ser compartidos, activan un proceso de reconocimiento entre iguales o hacen iguales a quienes se ostentan como diferentes. La apropiación colectiva de un objeto artístico entraña su recreación, de modo que participar en ésta genera un lazo objetivado en la obra. Piénsese, por ejemplo, en la manera en que la música, la danza y el teatro están presentes en las celebraciones de origen mítico-religioso que practican hasta la actualidad numerosas comunidades en el mundo entero con el propósito de refrendar sus lazos y vigorizar su cultura.

Incluso cuando, de manera individual, se entra en contacto con los objetos artísticos, se tiene acceso al universo de lo humano en sus varios registros y se cobra conciencia de la condición humana: nos humanizamos.


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