conocimientos fundamentales

| arte | los discursos sobre el arte | el discurso mediático

Página anterior Página siguiente





1.1.1 La sublimación de las expresiones tradicionales

Pese a que los medios se definen a sí mismos en términos de su aprovechamiento de las tecnologías de la información y la comunicación —y se prestigian a partir de las inversiones que realizan para incrementar su cobertura y canales de difusión—, son retrógrados en su concepción de lo artístico.

Cuando los medios se refieren al arte lo hacen inspirados en la perspectiva academicista del siglo XVIII, por eso entienden como "arte" la pintura y escultura figurativas, la música tonal, la danza clásica, la arquitectura ornamental, la literatura anterior a los vanguardismos, y rara vez el cine. Es decir, quedan fuera de su alcance las expresiones contemporáneas de dichos lenguajes por estar cada vez más lejos de su caracterización tradicional, las propuestas híbridas y los trabajos que surgen de posiciones más rupturistas, como el performance.

Esta especie de anquilosamiento responde a tres factores principales: a] un conservadurismo político y social, que integra de manera orgánica la censura de formas y contenidos considerados adversos al statu quo; b] una situación de comodidad intelectual, dado que citar nuevas maneras de hacer, ver y entender el arte implicaría la discusión del concepto, y c] la facilidad de acogerse a un universo conocido donde se encuentran las seguridades que supone la construcción del discurso mediático.

Si dicho anquilosamiento fuera una nota distintiva de los medios y no tuviera impacto más allá de un círculo cerrado, representaría un problema particular; pero al ser un elemento articulador de las políticas de contenidos y difusión con que éstos se dirigen a los públicos, tal anquilosamiento tiene implicaciones relevantes. La más importante es que restringe a las personas, las priva del acceso al arte de su propio tiempo y, en cambio, las remite a formas que, si bien fueron propositivas en su momento histórico, han sido desgastadas por la sociedad, particularmente por los mediadores del arte.

De esta manera, las deslavadas expresiones canónicas del arte se convierten en sinónimo del arte y, en la práctica, cierran la posibilidad de siquiera pensar en nuevas formas. Así, el arte, lo artístico y los artistas devienen un espacio de referencias legitimadas por la historia —una historia igualmente desvirtuada— y no por su valor intrínseco o su relación con la sociedad a la que pertenecen. El problema de que ocurra esto es que el discurso mediático sugiere que es la historia en sí misma el agente legitimador del arte y no las disciplinas artísticas, los mediadores del arte y la discusión por la que pasan las obras.


Inicio de página