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5.5.2 ¿Hay una moral o muchas morales?

De lo anterior se desprende una tesis muy importante: si nuestra identidad moral depende del contexto cultural en el que nacemos, entonces los sistemas morales son también relativos a esos mismos contextos. La palabra “moral” viene del latín mores, que significa “costumbre”; pero mores se deriva, a su vez, de otra palabra griega: ethos (de donde viene “ética”).  Ethos significa morada, y con ello los griegos querían expresar la manera en que el hombre existe en su mundo, es decir, la actitud que se asume ante el hecho de la existencia.

La manera en que existe un beduino o un pigmeo en África es muy diferente a la de un mongol o un chino en Asia, o un peruano o un uruguayo en América. El ethos pertenece a un pueblo, una comunidad, una cultura, y es la manera en que expresamos el lugar que tenemos en el mundo y la forma en que intentamos comprenderlo.

Las morales cambian a lo largo de la historia tanto como cambian las sociedades, pero lo que aparentemente mantiene cierta unidad pese al transcurrir del tiempo es la exigencia de llevar una vida libre de miseria, humillación y opresión. Desde la cultura más antigua hasta nuestras sociedades globalizadas actuales, la necesidad de tener una vida digna es la motivación básica de todos los seres humanos, que nos impulsa a buscar formas de reconocimiento que garanticen esta exigencia. Con ello estamos estableciendo una tesis antropológica que ya había vislumbrado perfectamente Aristóteles: la vida buena es la finalidad de la existencia humana. Nadie puede desear para sí o para los suyos una vida de dolor y sufrimiento; todos los actos que realizamos durante nuestra vida están encaminados hacia esa finalidad y sólo la ignorancia o la falta de buen juicio nos pueden alejar de esta meta.

El hecho de actuar a veces humillando o causando dolor a los demás no pone en duda esta tesis. Seguramente quien secuestra a alguien para obtener dinero sabe perfectamente que está cometiendo un acto que causa dolor y desesperación en la persona secuestrada y en su familia. Este tipo de ejemplo nos muestra una idea fundamental: en cuanto especie humana poseemos intuiciones morales básicas, y gracias a ellas podemos convertirnos en seres responsables y capaces de hacer tanto el bien como el mal. Esto implica, como es evidente, el problema de la conciencia moral.


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