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6.3.6 Los derechos humanos

Si bien las leyes y las sociedades cambian a lo largo de la historia, hoy en día hay un conjunto de derechos considerados fundamentales y que se conocen como derechos humanos. La consideración de fundamentales se refiere a que ninguna ley debería atentar contra ellos. El antecedente directo de estos derechos es la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano —producto de la Revolución francesa de 1789—, en la que se declaró que todos los hombres nacen y permanecen libres e iguales y que el fin de toda asociación política es el de mantener y resguardar sus derechos naturales e imprescindibles.

Sin embargo, la importancia que tienen en nuestros días los derechos humanos surge en 1948, cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) promulga la Declaración Universal de los Derechos Humanos en respuesta a las atrocidades cometidas durante la segunda guerra mundial en contra de la vida y dignidad humanas, como fue el caso del trato inhumano, el uso para experimentos médicos y el exterminio de prisioneros en los campos de concentración nazis. Recordemos que la ONU se crea a raíz de la segunda guerra mundial, con el fin de que los conflictos internacionales se puedan resolver de manera política y, con ello, evitar nuevos enfrentamientos armados.

En la conformación de los derechos humanos como los conocemos hoy en día, destacan dos convenios internacionales promulgados en 1976 y que amplían la Declaración de 1948: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

En la formulación de los derechos humanos se pueden distinguir tres generaciones:

a] Primera generación. Los derechos están vinculados directamente a las ideas que impulsaron la Revolución francesa y la Independencia de Estados Unidos. Están influidos básicamente por las teorías liberales que defienden los derechos de los individuos, entre los que destacan, principalmente, el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, así como el derecho a la libre expresión de las ideas. Entre estos derechos se encuentra también la no discriminación por motivos raciales o de género, así como el derecho a la igualdad ante la ley.

b] Segunda generación. Los derechos están relacionados con la tradición socialista francesa de principios del siglo XIX y con los subsecuentes movimientos revolucionarios que se presentaron en Europa y en el mundo. En gran medida, estos derechos surgen como un intento por frenar los abusos del capitalismo en desarrollo que explotaba a los trabajadores, por lo que se centran en garantizar un nivel de vida aceptable para todos (lo que exige una participación más activa del Estado para hacerlos cumplir). Entre estos derechos se encuentran el derecho al trabajo en condiciones equitativas y satisfactorias, el derecho a la protección contra el desempleo, el derecho a la salud y a la educación.

c] Tercera generación. Los derechos están ligados a los reclamos de los países en desarrollo en relación con la distribución global del poder y la riqueza, así como a la incapacidad de los Estados contemporáneos para resolver los graves problemas que surgen como consecuencia de desastres naturales o de guerras. Entre estos derechos se encuentran el derecho a la autodeterminación política, económica y social de los diversos países, así como el derecho a la paz y al socorro humanitario ante desastres naturales.

Para concluir, hay que señalar que estos derechos considerados fundamentales, y que han sido el fruto de largas luchas sociales en todo el mundo, son, lamentablemente, violados con frecuencia. Por un lado, a nivel mundial, a pesar de los esfuerzos de la ONU, la guerra sigue siendo un mal que, de manera lacerante y cotidiana, aqueja a la sociedad internacional. Por el otro, a nivel local, en el caso de México, aunque muchos de los derechos estén contemplados en nuestra Constitución, no siempre son una realidad para todos los mexicanos. Por eso no es suficiente el reconocimiento de los derechos y que éstos estén plasmados en las leyes, ya sean nacionales o internacionales. Se necesitan también mecanismos y estrategias que garanticen su cumplimiento, sin ninguna distinción, para todos los miembros de la sociedad o de la humanidad. 


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