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1.5.4 La relación de la lógica con la toma de decisiones y las emociones

Cuando nos enfrentamos a problemas personales es común que las emociones o sentimientos desempeñen un papel muy importante al momento de decidir qué hacer, aunque la mayor parte de las veces no parece racional tomarlos como guías absolutas de nuestra acción, ya que nos pueden llevar a decisiones equivocadas.

A veces se dice que la lógica se ocupa de asuntos abstractos, “fríos”, alejados de nuestras emociones, y que no tiene nada que ver con nuestra vida, pero esto es falso. La lógica nos puede ayudar a conducir nuestras emociones de manera racional; incluso se pueden experimentar emociones con base en diversas inferencias lógicas. Por ejemplo, si encontráramos una cajetilla de cigarros vacía en la habitación de nuestro hijo de doce años, tal vez nos enfadaríamos al concluir que se ha iniciado en la actividad de fumar. En este caso, habríamos tenido una emoción con base en una inferencia. Al evaluar si la inferencia es buena o no, la lógica nos puede ayudar a determinar si el enojo está justificado. Tomar una decisión emocionalmente adecuada —por ejemplo, enojarnos con nuestro hijo o platicar tranquilamente con él— supone un buen razonamiento que la respalda.


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