Al escribir una monografía, como cualquier otro género textual, es necesario partir de la situación comunicativa, pues hay que recordar que quien escribe es el autor/emisor del trabajo y establece un diálogo en forma escrita con el lector/receptor. Es importante tomar conciencia del papel que, como escritores, se tiene en este acto comunicativo. A continuación se presentan algunos planteamientos que resultarán de utilidad al redactar un trabajo académico.
Planificación del contenido
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Planificación de la escritura
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• ¿Qué tema me interesa abordar? • ¿Qué elementos comprende el tema? • ¿Cuál será su amplitud y qué profundidad le daré? • ¿En dónde busco esta información? • ¿Qué tipo de documentos son viables para consultarse de acuerdo con mi nivel de estudios? |
• ¿A quién va dirigido este texto? • ¿Cuál es el propósito? • ¿Qué registro debo utilizar? • ¿Qué pasos debo seguir para redactarlo? • ¿Qué partes constituyen una monografía? |
Es importante responder a todas estas preguntas, pues serán el punto de partida para que el trabajo llegue a buen fin. Aunque se elija un tema muy trabajado y difundido por otros investigadores, se trata de darle originalidad y un enfoque particular, como aporte personal de la escritura de este género textual.
En resumen, una monografía es un trabajo escrito que aborda un tema concreto de manera completa. Se considera un texto con un propósito informativo, que organiza, presenta y analiza los datos obtenidos de diferentes fuentes de consulta y que puede inclinarse hacia la exposición, la argumentación e incluso la narración.
Al elaborar un trabajo de este tipo es importante presentar un objeto de estudio, un problema o asunto determinado. También, un plan de trabajo o anteproyecto.
Características de la monografía
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